El Alcohol
Cuando estamos hablando del alcohol, muchos inmediatamente piensan en las bebidas alcohólicas, olvidando lo importante o jugando con definiciones asimétricas. Pero tales pensamientos, en vez de ayudarnos entender, realmente nos desvían más de este asunto. Este tema es extremadamente profundo y serio, puesto que abarca todos los aspectos de la vida del ser humano: medico, cultural, religioso, político, etc.
Me gustaría centrar la atención en uno de los aspectos, el aspecto educativo. Creo que si no se le enseña al ser humano formar correctamente su cerebro (y como resultado, el sabor y la cultura del consumo), entonces no sólo no resolveremos el problema con las complejidades, relacionadas con el alcohol, sino de lo contrario, lo empeoraremos, ya que la calidad de lo consumido sólo degradará. Sin embargo, incluso esto no es lo más importante. Hasta que el hombre no empiece a construir normalmente el funcionamiento de su cuerpo, él siempre permanecerá en una búsqueda caótica de salvación.
Así que, considerar el alcohol como una herramienta de interacción con el cerebro, es un punto fundamental. Aquí, de verdad, hay ver ¿qué entendemos bajo el concepto de alcohol: si el alcohol etílico, el coñac Tesseron # 53, la colonia, los conservantes a base de alcohol o el líquido de frenos?
En la mente del hombre, el alcohol ya desde hace mucho tiempo es un elemento de agitación, de apertura, de sumersión, etc. Y todo esto se debe al reflejo. Es decir, hoy en día, de hecho nadie entiende de alcohol. La medicina ofrece unos exámenes contradictorios (creando “reportajes pagados”), el negocio cuenta con unos vinos sucedáneos baratos, con vodka barata (pues, por definición no puede haber una vodka cara), en general, con todo lo que trae ganancias rápidas.
Invertir en los productos normales y saludables, simplemente no es remunerativo. Las instituciones o usan el alcohol activamente, o lo prohíben activamente. En general, aquí es inútil incluso comprenderlo y sólo la consciencia del hombre queda como el único criterio que pueda poner orden en este caos. Y en esto consiste el gran problema.
Tomemos, por ejemplo, el alcoholismo de las mujeres. Esto es un problema del desarrollo de las chicas a las que no les han explicado las funciones y las capacidades del útero. Por ejemplo, el suministro de energía en el hemisferio derecho del cerebro. Si el útero no funciona correctamente, entonces la chica o la mujer inconscientemente va en busca de cualquier conmoción, que pueda “recargar” el cerebro, si él se quedó sin energía a causa del útero. Además, la comida incorrecta, la química, el alcohol, ayudan a arrojar más energía en el cerebro, sustituyendo la función del útero… Y, he aquí, el resultado es el alcoholismo de la mujer.
El alcoholismo femenino es también el parloteo sin fin, toda la clase de conmociones emocionales, los movimientos bruscos. El cerebro no construido ya desde la secundaria se convierte más adelante en una condición para su daño psicológico. Y a qué causa se va a producir, ya es una consecuencia. Cuando el niño pierde el gusto por el agua, por la comida normal, también pierde el gusto por la vida natural. A ella la sustituyen los juegos de ordenador, la “Pepsi-Cola”, las acciones extremas y las demás cosas que sustituyen al ciclo energético normal de acciones.
La historia del alcohol, en un sentido comprensible para nosotros, es muy interesante, pero su interpretación es muy pobre. Al fin y al cabo, ella se reduce no al análisis, sino a algunos hechos no relacionados, a opiniones de los que escribieron la historia y a conceptos que no explican en absoluto la naturaleza de este fenómeno (en relación con esto, recomiendo leer mi libro “Ellos bebían el Dios”).
El tema acerca del alcohol, hoy en día debe ser resuelto individualmente por cada uno y no se debe reducir sólo a su nocividad o beneficencia. Por supuesto, si uno toma la vodka rápido, con un vaso grande, entonces esto no se distingue de la limpieza del sanitario con algún líquido químico. Lo más importante es destapar la tubería y seguir con el trabajo, pero el hecho de que la tubería se hace cada vez peor, ¡a quién le importa! El alcohol y el sabor son dos cosas diferentes. Sólo hay que comprenderlos así: agitación y sabor.
Imagínense una persona que está agitada. En ella se provoca tal reacción en el cuerpo como en la elaboración del vino. ¿Y, qué? ¿Prohibirle agitarse? Del hecho de que la gente se da a la bebida y se arruina, no tiene la culpa el alcohol, sino la educación que en la escuela no forma unas personalidades fuertes. La gente bebe o por debilidad o por fuerza. Cuando bebe por fuerza, esto es gastronomía, sabor, alimentación del cerebro. Y cuando se bebe por debilidad, esto es incapacidad de resolver alguna cuestión o la sustitución de la energía (cuando la energía no funciona normalmente, como mencionamos anteriormente y el alcohol toma su lugar, creando una condición temporal de sustitución).
El problema fundamental se basa en la educación o mejor dicho, en la falta de educación, acerca de la alimentación, el modo correcto de vivir, la capacidad de controlar el tiempo ocio. Hoy en día, la humanidad se pinta en un callejón sin salida. Para información: en el mercado de alcohol el 70% son productos de mala calidad, falsificados o de mal estado. ¿Pero, quién lo comprende? Incluso los que viven por el principio de “para el pescado, el blanco, para la carne, el tinto”, ¿entienden, realmente de vino? Aquí se trata de la cultura del comportamiento, la cultura del hombre mismo.
Si no se desarrolla la cultura de interacción del ser humano con el espacio, entonces a él se le puede colar cualquier cosa. Nunca, ninguna medida prohibitiva no ha funcionado y no funcionará si no se introduce en un esquema educativo.
13 diciembre 2011