El Santo Grial
El Grial es el gran legado de los secretos y misterios, un símbolo del cambio y la transformación. ¿Qué es? ¿Un cristal, fuente simbólica de la inmortalidad, la copa de la que bebió Jesús en la Última Cena, un recipiente en el que José de Arimatea recogió la sangre de Cristo, caldero que lo genera todo? ¿O tal vez es un tazón de sacrificio, o una bebida con ambrosía, o la obtención de la Piedra filosofal? En general, podemos enumerar una multitud de ideas y todas ellas se aproximan, hasta cierto grado, al concepto del Santo Grial. Una cosa está clara: es un verdadero misterio dentro del que se esconde el secreto de la transformación y empuja a millones de personas a la búsqueda de mayores logros de aprendizaje.
Los orígenes del conocimiento del Santo Grial nos llevan, ante todo, al hermetismo egipcio y al simbolismo céltico, cuyos conocimientos después se revelaron en la tradición Cristiana. Por su naturaleza y calidad, el Grial se correlaciona con el cristal Esmeralda, representante de las propiedades y enlaces supremos en nuestro cuerpo o la conexión directa de la sangre con el espacio tridimensional.
Sin embargo, la imagen del Santo Grial es sobre todo, al fin y al cabo, una aspiración a la perfección. Es interesante el hecho de que la búsqueda misma del Grial se ha fusionado con la idea de la caballería, formando, en realidad, este estatus específico del caballero no tanto como un guerrero o aventurero, sino como una persona dotada de un misterio, a menudo adornada con dramatismo.
Los mitos sobre el Santo Grial surgieron en la Edad Media como parte de las leyendas artúricas. Durante el siglo XII, buscadores del Grial eran Perceval, Gawain, Lancelot, Bors, Galahad, caballeros de la Mesa Redonda del Rey Arturo. El nombre mismo del Grial se remonta al raro vocablo del francés antiguo “graal”, que significa plato grande, bandeja. Precisamente esta forma tenía el recipiente sagrado del que se trataba en los más antiguos textos existentes sobre el Santo Grial, la obra de Chrétien de Troyes “Perceval o el cuento del Grial” (alrededor del año 1182). En esta novela, está descrito como un plato grande, adornado de piedras preciosas. En otros poemas y novelas, el vocablo extraordinario “Graal” se considera como un vaso, copa e incluso piedra. No es menos interesante la presentación del Santo Grial como una clave para el Templo Cristalino o incluso para el Shambhala céltico: Ávalon.
La zona de influencia del Grial, de todos modos, se cruza con los territorios celtas: Montsegur (Francia), Oleron (Francia), Mont Salvage (Pirineos), el bosque de Brocelanda, Salisbury y Glastonbury (Inglaterra), Korbeni (Gales), la isla de Iona y El Palacio de Holyroodhouse (Escocia).
De hecho, el Santo Grial es además un determinado tipo de movimiento, que está relacionado con Ávalon y tiene cuatro direcciones. Pero lo más importante consiste en que el centro directo del Grial es Glastonbury, donde se convierte en cierta clave para la entrada en Ávalon.
17 marzo 2014