Introducción
El Ritmo es una unidad espacial de medición que posee su propia Medida y sus propios parámetros físicos. Es lo que regula el espacio y por ello está por encima del espacio. Es una cantidad de volumen que puede ser expresada a través de un patrón. Este patrón determina las características frecuenciales en las orientaciones indicadas. Para nosotros son tres. Por cierto, la tercera orientación no está expresada, puesto que se correlaciona con la naturaleza del individuo mismo. Por eso al no comprender la Medida interna (la fuerza de la unión interna del cuerpo), el hombre resulta incapaz de permitir al Ritmo integrar en su vida algo más que estos dos ritmos que ya tiene.
Originariamente, estas orientaciones fueron determinadas para el ser humano por los siete planetas. En la antigüedad, la comprensión del Ritmo se basaba en índices bien claros: veían el Ritmo, sentían el Ritmo, creían en el Ritmo, pues éste dirigía las transformaciones en la naturaleza humana.
La gente no sólo creía en el Ritmo, sino que también trataba de reproducirlo. Aquí, la tarea fundamental fue la fusión con ciertos ritmos. Y dado que cada uno de tales ritmos poseía sus propias características, tuvo como consecuencia la aparición de mayor diversidad de formas y estilos de expresión del Ritmo. Sin embargo, el problema básico consistió en que se perdió la esencia del Ritmo en favor de la emoción y no de la Geometría.
Aunque indudablemente se hicieron intentos de atar geométricamente el Ritmo a la Tierra y esto fue expresado en formas Totémicas de enlaces (en las que, de hecho, usaban el cuadrado como el modelo geométrico en el cual cabe cualquier ritmo existente). Es decir, el Ritmo puede ser conocido sólo a través del cuadrado (condición de recogimiento), ya que tiene una longitud finita, a diferencia de la figura más perfecta, el círculo. El resto de las figuras son inferiores al cuadrado en sus propiedades.
De esta manera, la consciencia de la gente captó el Ritmo en cierto modelo geométrico, tratando de atribuirle movimiento en forma de cierto tipo de animación de la mente y el cuerpo, a semejanza de un taladro o cruz gamada (primer intento del ser humano en el manejo del Ritmo).
Precisamente, el convertir el Ritmo en un valor práctico fue la tarea principal de todos los grupos étnicos antiguos. ¿Para qué? Para obtener una conexión con el espacio y, junto a esto, una autoridad sobre él con el fin de liberarse completamente de la temporalidad, es decir, para escapar de la dependencia de la muerte. Porque, además de lo anterior, el Ritmo determinaba un esfuerzo específico y, con ello, posibilidades de transformación. Esto es muy razonable. El Ritmo consta de un conjunto de determinados códigos que se modelan a través del esfuerzo espacial, creando un cierto volumen.
Es imposible percibir el Ritmo temporalmente, emocionalmente. Uno debe ser capaz de vivirlo. No se puede reaccionar al Ritmo. Uno ha de ser capaz de expresarlo; de lo contrario, se convertirá en un valor lineal. Debemos saber construir las verdaderas relaciones entre nosotros mismos y el espacio; debemos sentir la fuerza que proporciona el Ritmo. En esto consiste la grandeza del ser humano: en conocer el volumen de su propia consciencia. El Ritmo verdadero es captado por el cerebro. La cuestión consiste sólo en la frecuencia de este Ritmo. En el continente africano y sudamericano, la fuerza de la energía del lugar permite percibir y expresar el ritmo a través de habilidades profundas del cerebro mediante la médula espinal. El europeo percibe el Ritmo mediante su cerebro y esto es una gran diferencia en las percepciones. Es una fórmula fisiológica que tiene representación gráfica, obteniéndose una diferencia integral.
En la actualidad, tenemos muchos matices en la expresión del Ritmo, pero muy poco conocimiento real de él. De hecho, tal vez la única ciencia que ha quedado, la enseñanza real del Ritmo, es el patrimonio de la cultura Yoruba. Todo lo demás es tan sólo un intento de exploración del objeto en una pequeña medida; y aquí se trata de un objeto enorme, al tiempo que estructurado e inserto en una esfera. Mejor dicho: en un cubo que está dentro de una esfera. Este cubo tiene una palanca y tres formas de expresión del esfuerzo, dependiendo de adónde tomemos la palanca: por la base, por la parte media o por la parte final.
La comprensión consciente del Ritmo debe empezar con la matriz. Esta matriz está situada en la superficie; así es la naturaleza. El Ritmo debe ser llenado con un contenido que tenga sentido o, al menos, con un sentimiento, pero en ningún caso con una emoción. La emoción no nos permite adherirnos al esfuerzo del Ritmo, por lo cual nos quedamos sólo en la proyección del Ritmo, sin experimentar su volumen.
Lo más importante es comprender el desenrollamiento del Ritmo. Está determinado por todo su modelo espacial y es regulado por el esfuerzo que somos capaces de percibir. Y aquí la pregunta fundamental es: ¿Cuántos Ritmos pueden existir en total? Si consideramos el Ritmo desde el punto de vista de nuestra realidad, entonces son siete. Siete esfuerzos de fase en la Tierra crean siete cambios básicos con su propio ángulo. En resultado, tenemos siete condiciones de recogimiento y siete de desarrollo (la espiral gira en ambas direcciones como una Medida del movimiento de la energía). Al principio, esto es un hecho que debe ser conocido. Luego, cuando nos insertemos dentro de este cuadrado, podremos añadir nuestro propio esfuerzo y obtener una multiplicidad de cambios. Por eso si hablamos realmente del Ritmo, entonces debemos comprender su apoyo en nuestra consciencia y cuerpo.
El Ritmo es una cumbre accesible a la mente humana a través del conocimiento, ya que de inmediato el Ritmo nos enseña el manejo de nuestras propias vivencias y la correspondencia con ellas. Por supuesto, si consideramos a los súper-humanos, que son, por ejemplo, los africanos en su mayoría, ellos ya han nacido en un específico campo vibratorio. Piensan con vibraciones, sonidos y ritmos. Ellos no se expresan linealmente como lo hacemos nosotros - lo cual a algunos les da motivos para considerarse superiores a ellos. La “estupidez” y la inconcordancia mental de los europeos es lo que simplemente ha paralizado tanto sus mentes que no sólo son incapaces de experimentar sus procesos internos, sino que tampoco pueden expresar su verdadero estado.
Por otro lado, es un tema que implica muchas explicaciones acerca de lo que estamos hablando, pero esto es un hecho que impide a muchos comprender la realidad. Sin embargo, una cosa es la incomprensión de la realidad y otra diferente es la reacción y el rechazo de algo debido a que esta reacción no da la posibilidad de fijar incluso la idea misma.