Cuerpo Africano
El conocimiento del Ritmo es el Arte supremo que puede alcanzar el ser humano. Y a pesar de que dependemos del Ritmo, participamos en él y expresamos determinados esquemas rítmicos (por ejemplo la respiración, la comida, la medida de los movimientos), no expresamos el conocimiento del Ritmo. Todo el mundo sabe que el Ritmo es la base de muchos procesos vitales, como la música, la Medida de la música, pero la capacidad de experimentar el Ritmo es un Arte determinado, inherente a las habilidades supremas de nuestro cerebro. Incluso la gente que crea y trabaja con la música, capaz no solo de percibirla sino también de crearla, en su base sólo representan las leyes del Ritmom pero no lo manejan.
Para el conocimiento, la vivencia del Ritmo hay que saber interactuar con la Geometría, la simetría. Por tanto: o conocemos y tomamos el Ritmo bajo control (y junto con él todas nuestras vivencias) y entonces el Ritmo se convierte para nosotros en un modelo geométrico estricto, o nos “disolvemos” en las vibraciones y las oscilaciones, pasando a formar parte del fichero psicológico, de la imagen musical o dancística.
El Ritmo es la Geometría suprema de la vivencia en la que somos capaces de fusionarnos con frecuencias de nuestra existencia. Ésta es la capacidad suprema de nuestro cerebro. Mejor dicho, esto debería ser la habilidad suprema en la que interactuamos con el cuerpo en el nivel de vibraciones controlándolas. En el conocimiento del Ritmo debemos ser capaces de profundizarnos y sentirlo, que es la tarea principal por la cual es necesario conocer el Ritmo.
Conocemos el Ritmo para conocer nuestra naturaleza verdadera y luego aprender a interactuar con las cualidades supremas de nuestro Universo, cuyo lenguaje está formado por códigos contenidos en cierto Ritmo.
La vivencia del Ritmo es una reacción de nuestro cuerpo, respiración, consciencia a ciertos enlaces energéticos que llegan a nosotros o nosotros mismos los formamos. En su base, el Ritmo posee sentimiento corporal, energético y mental. El que conoce el Ritmo, conoce el sentimiento espacial, relacionado con la capacidad de nuestro cerebro de permanecer en frecuencias supremas y manejarlas, en las que nos conectamos con los “hogares” del Ritmo (cuerpos geométricos correctos y perfectos que en el lenguaje de los Yoruba se llaman Orishas).
Lo más importante en el conocimiento del Ritmo es su comprensión corporal (el Cuerpo Africano) como la excitación suprema, vivencia en el espacio que en que vivimos. Movemos nuestras manos, andamos, hablamos, etc. Todo esto es una condición del esfuerzo que depende de nuestro Ritmo interior. Por lo tanto, debemos comprender cómo y por qué esto pasa y ser capaz de aumentar este esfuerzo. En otras palabras, debemos comprender las propiedades gracias a las que vivimos y recién después perfeccionarnos dentro de estas propiedades.
La vida es un dibujo rítmico peculiar que podemos y debemos conocer. Y el conocimiento empieza con lo más simple, con el compás, que caracteriza a la Medida, la capacidad de nuestra consciencia para enfocarse. El Ritmo es un pensamiento sincronizado, es el habla interno. El Ritmo no está determinado por el tiempo, está determinado por la duración de las oscilaciones del sonido. Si queremos comprender la oscilación y no simplemente formar parte de ella, debemos pasar por el camino desde el control del ritmo corporal hasta el control del ritmo energético, del energético, al mental, del mental, al espacial.