Ile-Ife

Estudiando de ritmo, estudiamos la fórmula del espacio tridimensional. Este es un conocimiento superior que nos permite no perdernos en la linealidad. ¿Por qué el gran Trismegisto estuvo apelando tan seriamente para el estudio del hermetismo? Debido a que comenzó a perderse el conocimiento de las cosas verdaderas y esto empezó a suceder en Egipto. Pero vamos por partes.

Las fuentes escritas más antiguas encontradas pertenecen a la cultura sumeria. Pero ¿por qué tenemos que depender de la escritura y que, en sentido estricto, se debe considerar como una escritura? ¿Los iconos, por ejemplo — son una escritura o ciertas fórmulas? Después de todo, ¿a que realmente llevó la escritura? A la pérdida del carácter figurado incluso en las culturas donde existían la tejedura y los jeroglíficos. Y lo más importante, que ha perdido el hombre es la sintonización y ella es la primera ley del ritmo. Al estudiar el ritmo, el hombre, quiera o no, involucra en el trabajo su mente, energía y ritmo, pero esto es sólo un punto. El segundo y más importante es que nuestra Tierra vive según esa misma ley.

En un cierto momento, en el sitio con mayor capacidad energética, comenzó el ajuste de la Tierra al espacio de la transformación, que impactó el planeta en su totalidad. Después de todo, ¿qué es la Tierra? Es un cristal vivo, que ha trascurrido el camino desde un estado líquido, a través de una compactación gradual (es decir, el proceso de cristalización) llegando a formar el planeta. El espacio ha definido para sí un centro y ha formado la Tierra. Nuestro planeta es sólo un punto del espacio tridimensional, que realiza sus funciones propias. Por lo tanto, sería mejor considerar a la Tierra como un organismo vivo, en vez de sólo buscar extraterrestres en el espacio.

Si observamos la Tierra desde la posición de la rotación, ella expresará una rueda con 12 radios, que se apoyan con espirales en 12 puntos del cielo. Además aquí se añade el eje de rotación, en el que, se puede decir, están sentados el Sol y el Cielo. ¡Y que asombroso! Resulta que la Tierra en posiciones fijas de diferentes ángulos representa 12 figuras. Y si de ellas distinguimos las tres principales, tendríamos: la esfera, el tetraedro y el cubo. Estas son las tres fórmulas de creación, según lo indicado por Trismegisto y luego por Platón.

Así conseguimos algunos puntos de entrada y salida. Pero en el tiempo, sin duda ellos tienen que cambiar: esto se relaciona con el volumen y la densidad de la Tierra. Estos parámetros forman el campo magnético, que determina la vida de las diferentes civilizaciones en el planeta. Estas no se pueden considerar de manera lineal, ya que las relaciones espaciales quedarán fuera de la cuenta. Sin embargo, nos interesa lo que nos ha formado y que para nosotros es un conocimiento y no un razonamiento imaginativo, incluso si este tiene su razón de existir. Y de una manera especial, aquí se destacan dos puntos de entrada más importantes: Tiahuanaco y Ile-Ife.

Tal vez cuando la Tierra era más pequeña, estos puntos coincidían. También nos interesa el hecho de que con ellos se relaciona la formación de los tres últimos grupos perfectos que existieron en nuestra historia. El primer grupo son los Incas, que se asocian a Tiahuanaco, el segundo son los mamelucos relacionados con Ile-Ife. Y el tercer grupo, aún más interesante, son los cátaros, que se asocian con ambos conocimientos.

La secuencia aquí, en realidad, no es importante, lo importante es la relación. Pero si tomamos los cuatro puntos críticos (primero — escritura de los sumerios, el segundo — el conocimiento del Avesta, el tercero — la civilización del Egipto, y el cuarto — la formación del ritual en varios centros en África), entonces nos conectamos a un solo punto que es Ile-Ife

Y ¿qué, por cierto, es el ritual para nosotros? Es la ley de nuestra existencia en relación con el espacio. Esto es el conocimiento primordial para el hombre y no una sola acción, dedicada a los dioses. Es un conjunto de medidas, que desde un principio sintoniza la persona, la mantiene y hace vivir en un cierto ritmo.

La humanidad en su historia hizo dos grandes errores: primero, se apoyó en Egipto como el centro de todo y segundo, ha ido a un detrimento deliberado de los conocimientos del continente africano y a la depreciación de su importancia. La exploración de Egipto, en general, ha ido por el camino equivocado y esto se debe al hecho de que todos se ocuparon de adivinar los nombres y sus significados, en lugar de tratar de entender la esencia de esta civilización.

Después de todo, ¿qué representa el país Ta-Kemet? Este es un gran cementerio, que surgió con el propósito de conservación de la energía, que estaba perdiendo su direccionalidad y se dispersaba sobre la superficie de la Tierra, en vez de ascender. Esto se debía a tres factores: el cambio del ángulo de la Tierra, de su densidad y por lo tanto de su velocidad de rotación y campo magnético. Es decir, el espacio de la Tierra comenzó a perder fuerza, que creó la civilización egipcia como un gran laboratorio, con el objetivo de salvar los doce ángulos del espacio, que se muestran en las tareas de los 13 nomus.

Cada uno de los nomus, en diferentes períodos de la rotación de la Tierra, alojaba un rayo particular del eje del espacio. Y aquí se hizo otro error, cuando todo se refirió a la importancia del dios Ra. Luego todo se desarrolló en cadena: comenzaron a llamar a todas las civilizaciones “solares”, dando prioridad a la adoración del Sol.

En realidad la adoración a ese astro nunca existió y de hecho, los que vivieron en la Tierra nunca le fascinó tanto mirar el cielo. Para ellos, la Tierra era un espejo recibiendo los rayos de los planetas y las estrellas, así que para ellos, fascinarse con el cielo, no era necesario. Un brillante ejemplo de esto son los Dogones, que sabían acerca de las estrellas y los planetas más de lo que saben todos los investigadores modernos. Su capacidad de estar en un cierto ajuste les ayudaba descifrar la vibración de los rayos que se conectaban con la Tierra desde el espacio.

Volviendo al dios Ra, se debería, decir que él no era un dios del Sol, sino el eje que representa un rayo del Sol. Y entre estas dos cosas hay una gran diferencia. El número de estos dioses no podía ser más de 13. Esto se debe al hecho de que la gente que vivió en la Tierra podía darse cuenta y de los rayos menos significativos para la Tierra, pero quizás más importantes para el Nom, algo que creó tal confusión para los investigadores. Y es Jesucristo fue el primero que trajo este conocimiento, por así decirlo, en el pueblo, aunque por supuesto, ya se han descrito en el Avesta, que más tarde también comenzaron a interpretar de una manera diferente (como, de hecho, y el zoroastrismo que llego posteriormente). Sin embargo, con eso tenemos una especie de confirmación de la veracidad de la existencia de los dioses, dándoles más niebla que claridad.

La creación de nuestro mundo está asociada con el Sol, el que suplió la luz, pero lo importante aquí no es la luz en sí, sino el rayo de luz, ya que determina un cierto ángulo, que a su turno determina un cierto esfuerzo y ya con esto se puede hacer algo. ¿A caso creen que la gente antigua estuvo contemplando y contemplando el Sol y con eso fue que entendieron todo? Contemplen alguna vez el Sol. ¿Cuánto va a ser capaz de mirarlo y qué verá después de eso, excepto los resplandores en sus ojos? La gente miraba a la Tierra y conocía el Sol. Y para ellos, el tamaño físico era el rayo. Aquí es donde se encuentra la idea de la alquimia, que proviene del mismo Egipto, y es la capacidad de capturar y utilizar más las vibraciones de más alta frecuencia, poniendo en función tanto una las fuerzas del Cielo y la Tierra, como también la fuerza de la transformación.

“Pescando”, por así decirlo, el rayo fue creada la primera de las ciencias alquimistas – el hermetismo, que dio lugar a la primera ciencia de la civilización, la geometría. Sin ellos, no sería posible ni la física, ni la química, ni, en consecuencia, todas las otras ciencias. ¿Cómo podemos crear algo sin ser capaces de comparar y contrastar? Y esto trata o de una proporción, o de una simetría. Pero, ¿dónde buscarlas? En la geometría. Aquí entra en función Osiris con sus 13 (según otra versión — 14) partes desmembradas. Osiris aparece como el poder de vincular las propiedades del rayo del Sol — Ra y del rayo de la Luna - Tot, donde la principal fuerza impulsora es Isis, la madre de la transformación, alrededor de la cual está construida toda la civilización egipcia, donde la ley de la conservación de la energía se expresa por Hathor.

Pero es muy importante entender, que todo este conocimiento vine no como un comienzo de algo nuevo, sino es el final del ciclo anterior de la Tierra y lo que vemos aquí es sólo un intento de salvar estos conocimientos y propiedades. Es decir, Egipto no es el principio del nuevo, sino la finalización del último ciclo.

Para nosotros, por supuesto, esto podría ser el comienzo de lo nuevo, pero no debemos mirar a esta cultura como procreadora. Tenemos que buscar el lugar y el conocimiento del rayo de la luz — para nosotros precisamente este es el punto inicial. Y este lugar es Ile-Ife.

Sin la comprensión de las leyes y los conocimientos del rayo, nunca entenderemos la idea de la resurrección, la transformación y la inmortalidad. De lo contrario, eso podría llevarnos a todos al conocimiento de la vida después de la muerte. Eso mismo fue el resultado que salió de las condiciones del desarrollo de la civilización egipcia, donde se dedicaron más a aprender la naturaleza de la muerte y no de la inmortalidad. Así, los que vivían en la Tierra comenzaron a perder sus propiedades finas, debido al engrosamiento de la energía del planeta.

De hecho, no podemos nombrarlos “gente” en nuestro entendimiento de esta palabra. Jat se comenzó a descomponer, y estas vibraciones alarmaron mucho a los habitantes del planeta, por lo que todos se apresuraron a rescatar esta cosa más valiosa del Ka (el ser humano), que podía escaparse de las vibraciones gruesas. Por eso comenzaron a construir las pirámides. Aunque se debe entender que esto no es una comprensión puramente egipcia. Todo comenzó, de hecho, en el reino de Meroe.

Sin duda, el antiguo Egipto es interesante porque nos muestra una atención por el aspecto personal de la vida, destacando la personalidad. Pero aun así, fue una civilización de la salvación, no del desarrollo. Y, por supuesto, esta tarea ha introducido demasiados códigos de salvación, donde hemos obtenido y tal cosa como la magia, que ha hecho un montón de cosas innecesarias. Y ahora sigue siendo una herramienta desconocida en manos de ignorantes aficionados del embrollo.

La magia es un conjunto de acciones y claves asociadas a la conservación de la energía. A diferencia de la alquimia, ella no debió tener una aplicación externa, pero en la historia de la humanidad, no sólo llevo a la gente en la mistificación del conocimiento, sino que también obstruyó la percepción correcta de la alquimia, que se basa exclusivamente en el hermetismo.

La cultura entera del antiguo Egipto se reduce a la formación de una sociedad matriarcal, actuando de acuerdo a las leyes de este orden, que no sólo estuvo tratando de salvar algunas propiedades vibracionales de energía, sino el propio rayo, que parece haber comenzado a cambiar su significado.


Hathor — la guardiana del rayo

Todo este proceso se llama “la fuerza de Hathor”. Sin embargo en este momento no estamos interesados en ella, aunque aquí están los fundamentos de la ciencia más importante — la alquimia, la ciencia de la conservación y la transformación de la energía. Estamos interesados ​​en la pregunta: ¿si existían otros centros en el continente africano? Y aquí, tal vez, comienza lo más interesante.

Aquí debemos advertir, que lo más peligroso es estudiar el continente africano, tratando de apoyarse en las fechas históricas. La razón es que allá, el tiempo como tal no existía, todas las culturas fueron, por así decirlo, “médiums”, basadas en procesos superconscientes que determinaban sus experiencias. En segundo lugar, su percepción del espacio tridimensional era tan física, que era determinante para su actitud hacia todo, con lo que entraban en contacto. Lo importante aquí es encontrar el punto de referencia, es decir, la cultura que ha definido este espacio y lo ha dotado de conocimientos.

Podemos identificar al pueblo Shona, que vivió en Zimbabwe, donde nos llevan las historias bíblicas u Olduvai (Tanzania), el desfiladero, que se considera la cuna de la humanidad y donde fueron encontrados restos humanos, que datan 2 millones de años. Este lugar también se asocia con el inicio de la cristalización de la Tierra.


Numibiya, el misterioso país (Sudán), que o dio origen a la civilización egipcia, o transfirió el conocimiento, del misterioso reino de Meroe, donde fue construida la ciudad astral para salida de la Tierra. O tal vez ellos fueron copias de esta ciudad, conectada con el rayo de Sol, se amplificaba con oro. Algo similar, encontramos también en el Norte, Centro y Sur América. Al menos, esta ciudad fantasma, fue considerada por Homero como el punto inicial de la nueva civilización.


El tambor Astral Meroe


Y podríamos estar de acuerdo con Homero, si no fuera por un “pero”: el conocimiento, ¿de dónde vino? ¿El conocimiento, incluso del ritmo sagrado, que él mismo utilizo en la Ilíada y la Odisea? ¿De dónde obtuvo el conocimiento de la presentación duodenaria y en particular la codificación rítmica? Sus himnos a los dioses son un intento de transferirlos al nivel de la vibración. Y, sorprendentemente, encontramos que la vida de Homero coincide con el período del florecimiento de las culturas Ife y Yoruba. Pero un florecimiento no es un principio. Y podemos asumir dos variantes: o bien todos los conocimientos llegaron al antiguo Egipto desde el oeste o viceversa. Pero en un sistema de coordenadas no lineal eso no es importante, porque no son acciones consecutivas, sino paralelas del macrocosmos.

¿Pero, por qué África Occidental? Fue a partir de ahí, de donde vinieron el ritmo y la música, y sobre esto hablaremos todavía más. Lo más importante ahora es que allá, en la región de Ile-Ife, se formó el primer conocimiento más ordenado del ritmo.


Gambia. Las piedras verticales que representan las almas de los muertos

El conocimiento sobre el ritmo es conocimiento de las vibraciones cósmicas, por eso encontramos semejanzas en muchos pueblos — en los sumerios, en el Avesta, en esto se basó también todo el concepto hindú de la existencia y de hecho, él de todas la culturas antiguas. Sin embargo la Ile-Ife es el centro de todo este conocimiento. Fue allí, donde se dirigieron los europeos (portugueses), basándose en el conocimiento de los celtas, que se formaron parcialmente bajo la influencia del continente africano. Es allí donde nos encontramos con las normas sumerias de la existencia de las deidades, las reglas “Me”, en la forma de las reglas Orishas.

Aquí es donde quedamos convencidos en el proceso muy misterioso de los tiempos actuales: los Templarios estaban interesados ​​llevar gente de la costa oeste de África a Brasil, donde fue el primer intento de crear una sociedad perfecta, después de que en Europa no funciono; que la gente de Yoruba, por definición, no podían ser esclavos, ya que son independientes de los procesos físicos; qué es exactamente allí de donde se empeñó el impacto más serio en la civilización a través de la gente perfecta de Ife; que precisamente Ile-Ife es el lugar donde se mantuvo el primer rayo de luz, cuyo nombre es Obatalá; que el historia de los conocimientos arcanos comenzó aquí, pero fueron pervertidos y no entendidos, pero sobrevivió gracias a la música, las vibraciones y las tradiciones.

Aquí alcanzaban cristalización las cabezas de los antepasados de Yoruba, preservando, por así decirlo, “congelando” la superconsciencia en su relación con el espacio. Y aquí es donde la Atlántida estuvo en contacto con las características espaciales de la Tierra. Que, por cierto, se ha registrado por la cultura Nok, que ha estado estrechamente asociada con la cultura de Ife (en realidad, también se asocia con la cultura del antiguo Egipto.)

 

Atlas Ife La Cultura Nok. Los herederos de la Atlántida El eje del cielo

Así, Ile-Ife — es el eje que conecta la Tierra con el macrocosmos. Aquí está el código de todas las transformaciones de vibración de la Tierra, que fue la base del conocimiento yoruba que dividió el mundo en siete vibraciones de resonancia de la Tierra (representadas por siete Orishas femeninos) y el eje mismo de la Tierra, así como y en siete vibraciones resonantes del Cielo (representadas por siete Orishas masculinos) y eje del Cielo.

No menos interesante es el origen de los juegos entre los Orishas que formaron el arte de la Capoeira.


 


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18 septiembre 2013

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