Nutrir la vitalidad
Al estudiar la cuestión de la longevidad, hay que aclarar los conceptos presentados acerca de este tema. Una cosa es percibir como matusalén a gente llena de diferentes tipos de “químicos”, de cuya personalidad no ha quedado nada, otra cosa es estudiar, por ejemplo, los matusalenes del Cáucaso y una tercera diferente es comprender qué entienden bajo este concepto, digamos, los chinos. También existen grupos étnicos que no consideran en serio el tema de la duración de la vida en absoluto, lo que sucede en India, África o América Latina donde el enfoque principal es la vida después de la muerte.
Resulta que podemos considerar la longevidad ya sea como intento de prolongar la vida (por así decirlo, en el formato europeo), ya sea desde el punto de vista del fortalecimiento de la vitalidad (el punto de vista del concepto taoísta). La diferencia consiste en que en la comprensión europea todo se percibe técnicamente: quién y cuántos años vive, mientras que en el concepto taoísta, esto es una oportunidad para la persona de crear la fuente adicional de energía para la realización del Camino. Es decir, la longevidad se considera como una posibilidad adicional de incrementar la vitalidad, la energía, para luego transformarla en un cuerpo inmortal.
La longevidad en la comprensión taoísta es una posibilidad práctica de cambiar el Código de nuestro destino. En el caso del europeo, en ese sentido nada cambia y la persona solo realiza la equivalencia energética inherente. Y sólo, por así decirlo, en el “caso caucásico”, uno puede tener inherente escasa duración de la vida, pero al trasladarse a otro lugar más “energético” capaz de nutrir a la gente, puede provocarse una prolongación de la vida. En este caso es importante darse cuenta de que lo que pasa se debe a la sustitución con la energía del lugar.
Así que, soñemos lo que soñemos acerca de la longevidad, el único camino que nos ofrece un verdadero proceso de prolongar la vida a través del incremento de la vitalidad es la Tradición Taoísta. El resto de la percepción de este proceso tiene condicionalidades no dependientes de la voluntad humana.
En cuanto a ese tema, para comprender cómo incrementar la vitalidad, debemos concebir conscientemente y desarrollar la percepción de las condiciones que influyen en la longevidad.
Debemos empezar a comprender la Longevidad en la Tradición Taoísta desde el punto de vista del cuerpo físico. El cuerpo físico es una forma energética determinada de vibración rebajada, sintonizada a la destrucción. Lo más importante es que no debe consumir la energía del espíritu y gastar las reservas del semen. Para realizar esto, tenemos que saber con qué alimenta la forma corporal.
Dado que solo lo corporal se deteriora y contribuye a la destrucción de nuestro espíritu, es muy importante comprender cómo interactuar con la forma corporal al conocer el Arte de la prolongación de la vitalidad (el Arte de la Longevidad).
La forma corporal se alimenta por la respiración, la comida, el aumento de la vitalidad, la conservación del espíritu, el conocimiento de la muerte, y el conocimiento del espacio. Consideremos esos factores.
Respiración
La respiración, para lo corporal, es el modo de conservar la cosa a la que llamamos espíritu. El espíritu es una combinación personal de la energía que vive a través de la Medida de la respiración, predeterminada por el Cielo. Cada ser humano tiene inherente su propia Medida de la respiración, que determina las condiciones de la vida. Al destruir la respiración, subordinamos la vida de nuestro espíritu al cuerpo físico. Conservando la respiración, damos la posibilidad a lo corporal de vivir según su Código inherente. Al mejorar la respiración, tomamos el control sobre lo corporal.
Comida
La comida determina las propiedades de nuestro cuerpo: o nosotros dependemos del estómago y necesitamos de alimentos de características más reducidas, o dependemos de la mente y consideramos que es fundamental nutrirla.
La comprensión de la alimentación a través de la idea de lo corporal, es de suma importancia para nosotros, ya que en el primer caso ponemos nuestra vida en la dependencia temporal, nutriendo la forma más rústica de nuestro cuerpo (consumiendo alimentos de baja vibración o mutados) y en el segundo caso, nos alimentamos de productos con el coeficiente de Mortalidad reducido, lo que determina las propiedades más altas de nuestro cuerpo.
Si dependemos del estómago, entonces nuestro cuerpo requerirá alimentos de características más reducidas. Fortaleciendo nuestro espíritu, enseñamos a lo corporal a nutrirse de comida mejor estructurizada, o sea alimentos capaces de regenerar, mantener y fortalecer nuestras células. Justo por esta razón, debemos aprender a nutrir nuestro cerebro como la forma más organizada de nuestro cuerpo.
Aumento de la vitalidad
La prolongación de la vida, o la Longevidad es la forma más interesante en el conocimiento de lo corporal. En esto se basa la esencia de la teoría de nutrir la vida que se expresa en su acrecentamiento. En realidad, la Longevidad se puede considerar en la forma del cambio de nuestro Código al que, por ejemplo, puede ser inherente una vida de duración de menos de 40 años, mientras que necesitamos más tiempo para aumentar nuestra fuerza. En efecto, por eso cambiamos los parámetros de lo corporal y alargamos la vida.
Si una persona, según su Código de destino tiene predestinado vivir 100 años, entonces, por extraño que parezca, no debemos considerar eso una longevidad. Para dicho individuo un indicador distintivo sería si éste pudiera vivir doscientos en vez de sus cien años, puesto que su centenario no será nada más que un recurso inherente con una cantidad determinada de energía.
Por supuesto podemos hablar de la Longevidad también desde el punto de vista del espacio que nos da una fuente adicional de energía, pero tal forma pasiva de la vida tampoco es una muestra del acto voluntario por parte del hombre, a diferencia de la capacidad de aumentar la fuerza para vivir. Exactamente a eso están dirigidas las prácticas Taoístas que ofrecen cambiar el destino únicamente desde la posición de su importancia práctica para el perfeccionamiento.
Este proceso se llama “Alimentación del corazón”. Alimentando el corazón, alimentamos la Longevidad. Es importante comprender que la Longevidad no es la duración de la vida, es un modo de incrementar la fuerza, donde necesitamos un tiempo adicional para el cultivo y el aumento del poder. Si una persona posee un Código débil, entonces el promedio de su vida será 30 – 50 años. El recurso mínimo para el desarrollo es 50 – 80 años. Desde luego, esta duración puede ser inherente a nuestra naturaleza. Pero si no lo es, entonces en este caso debemos aumentar las condiciones para la Longevidad. Así que aun sabiendo los secretos del perfeccionamiento, puede que no logremos el resultado si no comprendemos el camino de la alimentación de la Longevidad.
Muerte
El conocimiento de la muerte para lo corporal es el conocimiento de la vida para nuestro espíritu. Una persona que se está perfeccionando aspira a afinar, reforzar su espíritu y no permitir a lo corporal destruirlo. Todo el mundo sabe que el aliento abandona lo corporal y viene la muerte. Pero no todo el mundo sabe que el aliento puede quedarse en lo corporal y vivir dentro para siempre o el mismo aliento puede ser abandonado por lo corporal.
Cuando lo corporal deja al aliento, la persona no muere. ¿Qué significa esto? Esto significa que mediante el perfeccionamiento, hemos cambiado el principio de la respiración y hemos pasado de la respiración externa a la interna, es decir hemos dejado de depender de la inhalación y la exhalación. Y eso, a su vez, significa que o hemos llegado a un estado en el que todo lo corporal puede crear una plataforma energética para su respiración interna, o podemos darle la posibilidad de irse, deshaciéndonos de lo corporal como de una concha innecesaria. Este proceso se llama “mostrar la alimentación a través de lo corporal”, cuando salimos más allá de los límites de lo temporal cuando todo lo que se movía dentro de nosotros, recibe quietud y todo lo que estaba quieto, recibe movimiento.
Al alcanzar eso, el espíritu empieza a controlar lo corporal y ya no depende de la muerte. Además de esto, genera una semilla que puede ser criada, es decir crear en vez de un cuerpo mortal corporal, uno inmortal. Pero incluso si no somos capaces de hacer crecer con el espíritu el cuerpo inmortal, tendremos un período de vida igual a 1000 – 2000 años.
El espíritu es un cristal de fondo que se transforma conforme a la naturaleza de la vida de la persona. Está caracterizando la luminosidad del ser humano y, lo más importante, su frecuencia. Este cristal puede existir hasta 1000 años y luego o va a otra forma, o muere. Es decir al conectar el espíritu con la forma corporal, encontramos los secretos de la existencia y si el espíritu se hace más fuerte que la forma corporal, entonces conocemos el acto de la Creación.
Conocimiento del espacio
El conocimiento del espacio para lo corporal se reduce a la comprensión de la diferencia entre qué significa que lo corporal consume la energía y qué es ser un recipiente para la energía. Necesitamos lo corporal no para quemar la energía, sino para acumularla, mantenerla, conservarla y lo más importante, transformarla. Al aprender a transformar la energía, obtenemos la posibilidad de conocer el espacio.
22 octubre 2013