Cuerpo Sufí
Detrás de todo lo visible hay un arquetipo, hay una base fuera de nosotros,
Es una base inmortal, muere sólo lo que ven los ojos.
¿Y qué somos, cuál es nuestra esencia? Apenas llegamos al mundo,
ascendemos por las escaleras etéreas del desarrollo.
Así, del éter, el cristal se hizo, en hierba luego se convirtió,
y luego en un animal, ¡esta alternancia es el secreto de los secretos!
Ahora eres un ser humano; dotado de conocimiento tú estás,
¡oh, qué frágil es! el barro en tu forma moldeado.
Te convertirás en ángel, recorriendo este corto camino terrenal,
Y no con la Tierra, sino con la altura celestial te unirás.
Rumí
El Cuerpo etéreo es el cuerpo de un sufí. El mundo etéreo es el mundo de las vibraciones más altas, con el que interactúan los sufíes y al que aspiran. Este mundo forma esencias excepcionalmente sutiles que nutren al sufí.
Para muchas culturas, el campo etéreo es una percepción del volumen del espacio en el que vive la gente. Este campo ha formado no sólo culturas, sino también religiones, entre las que podemos destacar el Islam. Precisamente, debido a que es extraterrenal, es tan difícil de comprender y tan fácil de permanecer en ella.
El Cuerpo Sufí es un cuerpo que permite estar lejos de las cosas vanas del mundo y las habladurías. El Cuerpo Sufí es la comprensión de la idea de la libertad. Para hacer esto, debemos pasar a través de la oscuridad o el sacramento. Pero, al principio, en la mente debemos comprender qué es lo que une y qué es lo que conecta la Tierra con el Cielo y la respuesta es: el aroma.
Ŷabir ibn Hayyan quien fundamentó las bases del conocimiento interno del sufismo, trabajaba mucho con el Cuerpo del aroma, por ser intemporal. La fuerza de la transformación es el Dragón Negro. La transformación del aroma se parece a la transformación de la luz. Y ¿por qué luchar con algo que es temporal y limitado?, de todos modos morirá.
La luz ha creado el tiempo, el tiempo ha creado los seis aromas: delantero, trasero, izquierdo, derecho, superior, inferior. Es lo que usamos. Es la cosa a través de la que nos sintonizamos, puesto que somos temporales y usamos tecnologías temporales. Para nosotros la sintonía es lo superior, mientras que para el aroma lo superior es el Campo etéreo. Debemos llegar a pasar por este puente. Los primeros cuatro números forman la figura. Dentro de ella debemos colocar el aroma de nuestro cuerpo.
Cada nota es unа sintonía. El aroma tiene la forma de una pirámide. Muchos han querido apoyarse en el Cuerpo etéreo, pero sólo los Sufís tuvieron éxito en hacerlo. Ser sufí significa, ante todo, guardar el misterio. El sufí vive en el misterio, por eso no es accesible y entre él y el mundo temporal naturalmente se forma una distancia.
* * *
El Cuerpo Sufí nos permite conocer la esencia de las cosas y mantener la moral superior a todo. Permite incluso, hasta cierto grado, ser superior a la religiosidad. En realidad, el Islam creció del Jardín celestial de los aromas y aquí no puede haber un conflicto acerca de esto. Y si uno está sintonizado, entones sigue y siendo el seguidor está dotado de movimiento y su movimiento está dotado de la quietud.
El sufí se apoya primordialmente en la idea de la reunificación, la sintonía y no en la fe. Él mira al Cielo desde abajo y no desde arriba. Es imposible mirar al Cielo si no purificas tu corazón. De lo contrario tu ego no te permitirá mirar al Cielo desde abajo. Por mucho que alces tu cabeza, igual mirarás desde arriba hacia abajo.
El sufí ha conocido la ley de la estructura muy fina del cuerpo. Él se sintoniza constantemente a través de los Dhikr, para estar conectado con este cuerpo, pero no en su entendimiento físico, sino mental. La atracción, la reacción, la espiral del ardor, la luz, el sonido y la reunión, son la Noche de Predestinación. El sufí permanece constantemente en el estado de la Noche de Predestinación, es decir siempre está dispuesto a experimentar vivencias más profundas.
La Noche de Predestinación es el momento de descenso de las vibraciones supremas que el ser humano es capaz de captar y conocer. La Noche de Predestinación es el estado del Qadr, un estado en el que nuestro cuerpo se hace unido, puesto que reúne todas sus vibraciones superiores. La Sura del Corán Al-Qadr justo explica el estado del Cuerpo Sufí. Ella nos cuenta de los cinco estados superiores del cuerpo, excepto dos inferiores. Cada aleya es una vibración o aroma.
El universo es un sistema de características, una estructura que tiene número.
P ara el sufí, su cuerpo es su templo.
La manifestación hacia el exterior no la sustituyas por algo superficial.
* * *
El aroma forma el Cuerpo etéreo que es el Cuerpo del sufí. Si uno quiere conocer el aroma debe conocer su cuerpo. Uno: el inicio único, dos: respiración, tres: agua, cuatro: fuego, cinco: mineralización.
¿Puedes apartar el aroma innecesario? ¡No puedes! Pero puedes sustituirlo. Estás predestinado a trabajar con un aroma bueno, necesario, de lo contrario otro aroma te hará perderte. Todo a nuestro alrededor crea aromas destructivos que rompen y consumen nuestro campo. No podemos protegernos porque no sabemos qué debemos apartar.
Debido a esta discrepancia, buscamos las respuestas de nuestras preguntas en el lugar equivocado. Solo reaccionamos y no tratamos de comprender. Por supuesto, los criterios son necesarios, pero para los criterios son necesarias pruebas. Sin embargo, las pruebas son necesarias para los que son capaces de testimoniar. Ver la Luna nueva no significa comprender su cualidad.
Pero aquí también surge un problema: es el concepto de «di “sí” » y el concepto de «vive bajo la ley del “sí” ». Las palabras no valen nada si no están respaldadas por acciones. Y la acción debe provenir de la comprensión y no de la reacción, mejor todavía, si proviene de la vivencia. Es imposible sustituir al símbolo por un nombre. El sufí es una imagen, un símbolo que regula las siete propiedades de la naturaleza donde a través del Cuerpo etéreo, él conoce el espacio, los planetas.
Y es necesario un aroma que testimonia, que lleva poder, que forma mineralización, un aroma que viene a nosotros. Nuestro cuerpo debe ser preparado para el advenimiento verdadero. El sufismo es un código donde nosotros solo medimos distintos volúmenes. Y ellos son siete. El Cuero etéreo tiene siete densidades y, en consecuencia, siete vibraciones. Su comprensión se logra a través del sonido, la poesía y el movimiento (rotación y sintonización). Debemos salir de la esclavitud de la oscuridad. Por eso, el sufí desarrolla también los siete estados de Inspiración interna. Pero aquí es peligrosa la interpretación falsa, puesto que esto lleva, en el mejor de los casos, a unas acciones no comprendidas y en el peor, a la superstición.
La Inspiración interna es una pirámide que va desde abajo hacia arriba y tiene siete niveles, treinta transiciones y ciento catorce etapas. Mejor dicho, son mucho más, pero se dan a conocer cuando pasamos al Cuerpo etéreo.
* * *
El sufí no es la persona, es el estado. Y no es fácil alcanzar el estado de sufí. Para hacer esto, es necesario conocer la Medida de la espiral.
Son los siete anillos del espacio. Vivimos en un espacio tridimensional. Si pasamos el anillo a través de estos tres planos, ¿qué vamos a obtener? Un óvalo. Y si tratamos de vuelta, de este óvalo hacer un anillo, tendremos una espiral de tres vueltas y media. Para enrollar y desenrollar la espiral, son necesarias siete vueltas, esta es la Medida del aroma. Resulta que en un anillo contiene siete anillos.
—Da, ada, da, da ada da, da ada da…
Y luego, para el sufí, el aroma es una condición para el paso por el Puente sagrado “As-Sirat” en el Día del Juicio final.
Sin embargo, antes de conocer lo misterioso, debemos comprender lo evidente, dado que la gente está limitada por la materia. Al comprender lo evidente, nos damos cuenta de que este es no menos misterioso. Hoy en día, el sufismo atrae a la gente ya sea por su imagen secreta, ya sea por su imagen religiosa. En realidad, el primero no nos da nada, dado que la persona misma no sabe qué quiere y lo segundo no cambia nada.
El sufí es un Camino hacia la libertad. Pero esto no es simplemente una expresión psicológica, sino es un esfuerzo en el que hay transiciones, por así decirlo, de un tipo de libertad a otra. Cada nivel de la libertad es un determinado ángulo. Mejor dicho, son ocho ángulos.
* * *
¿Has visto cómo humean los inciensos? Son como los derviches rotantes o como la rotación a través de siete anillos. Cada anillo es libertad. Y para pasar de una libertad a otra, se necesita fuerza. Ella se forma cuando aprendemos a defender la libertad.
Conocer la libertad es insuficiente, debemos saber defenderla. Para el sufí conocer la libertad significa conocer qué es el Cuerpo Sufí. Es imposible avanzar en la comprensión de la libertad, es decir ser sufí, sin comprender el Cuerpo Sufí. En realidad, cada parada del sufí es el aumento del conocimiento precisamente de este Cuerpo. Luego ya cambia únicamente su vibración.
El Cuerpo Sufí es un cuerpo del sacramento, el Cuerpo Negro, que conocemos. Es la oscuridad del espacio inaccesible que se asemeja a la profundidad del océano. Solo esta profundidad está en la cumbre. Y el sufí constantemente se reúne con la profundidad que puede alcanzar.
El Cuerpo Sufí nos permite leer el Corán como cantando. El paraíso en el Corán es un determinado aroma, “Yanna”, es decir el agua más pura.
El Cuerpo Sufí se parece al Cuerpo de Café que crea una sangre roja con aroma de almizcle, jengibre y canela. En esto radica su atracción y fuerza.
Es decir, esto debería sonar más o menos de esta manera:
Durante muchos años iba pensando en ti... y-e-e…
En la vida terrenal... o-y-y…
Y no, no hay nada incomprensible,
nada incomprensible para mí bajo la Luna,.
Y yo sé, que nada sé,
Aquí está el último secreto por mí concebido.
Espera, no te apures, con nota de salvia impregna,
Con cardamomo negro, ámbar y pachulí,
Y vuela, adonde necesario sea.
* * *
Cada persona dotada de una conexión con el Cuerpo etéreo Kaaba, es una determinada vibración que se abre en los corazones de muchos, pero no todos le prestan atención.
Pero en este caso, lo principal, por supuesto, es captar el estado. Y recién después el cedro, musgo de roble, el aroma fresco del cuerpo con coriandro, escondido detrás del sándalo y la lavanda.
Debemos lograr la mineralización suprema, la mineralización con el Cuerpo etéreo.
— Y, ¿no con el Cielo?
— No, precisamente con el Cuerpo etéreo. El Cielo es una imagen, y lo que necesitamos no es solo una cierta cualidad, sino también la ubicación del Cielo.
— El aroma debería tener una dirección. El Cuerpo Sufí consta de siete estados y tres transformaciones o tres mineralizaciones.
Café con limón es lo primero. Por así decirlo, café con cedro o enebro, es lo segundo. Café con opio es lo tercero.
* * *
El Cuerpo Sufí debe permanecer constantemente en una reunificación, debe sonar. Esto es el Dhikr verdadero. La tarea del Dhikr es conservar en el cuerpo la vibración que nos enlaza con el campo etéreo. Y el aroma es muy importante para nosotros, dado que al igual que el sonido, vive en un espacio tridimensional.
El Cuerpo Sufí nunca puede ser impersonal, puesto que siempre está lleno de aroma, matices aromáticos y un sinfín de notas aromáticas.
Podemos inhalar el Cuerpo Sufí una, tres, cinco, siete o trece veces. Y si le añadimos jengibre, entonces el Cuerpo se hace aromático.
El aroma del Cuerpo Sufí nos permite permanecer en un estado de no-adulterio. El Jardín del Paraíso es un campo etéreo concentrado. El Amanat es el sacramento del aroma. La habilidad de descifrar este sacramento se llama Amanación. El sufí debe sentir constantemente este Jardín. La Amanación o el enfoque es la absorción del aroma, que es una parte importante del funcionamiento del Cuerpo Sufí. La Amanación debe empezar con la comprensión de los enlaces. Debemos ser capaces, por así decirlo, de “cocinar” el cuerpo, de llevarlo a la condición necesaria, impregnarlo, identificar la escasez o el exceso. Recuerda: el aroma y el sonido son las herramientas profundas del Cuerpo Sufí. Al mismo tiempo, para el aroma el alfabeto es el Dhikr y para el Dhikr, es el aroma.
01 marzo 2014