Atravesar la muerte
La muerte es un término que describe la terminación temporal de algo. Este concepto sustituyó la existencia donde falta la idea del tiempo como tal. Incluso las personas que creen en la ultratumba o en cierta forma de vida después de la vida, no tienen una explicación física en la que pueden basar sus percepciones y caen de esta manera en un círculo vicioso, donde no está presente la comprensión del tema.
Y la mayoría de la gente está metida en este ciclo que además consume su espíritu. O, mejor dicho, estamos en una situación en que uno consume al otro. Este proceso provoca cierta vivencia que la humanidad acepta ya como valor. Como resultado, la persona no solo no tiene la oportunidad, sino que tampoco la comprensión, de cómo atravesar el campo que la lleva a la autodestrucción. Será ingenuo creer que si alguien destruye al otro ganará algo de su acción, porque de esta manera destruye también a sí mismo, ¿no?
Vamos a ver, ¿qué puede ser perfecto en el campo de las vivencias que tiene uno si su cuerpo, su energía y su cerebro, son imperfectos?
La respuesta es muy interesante: la consciencia puede ser perfecta. Y, si además la preparamos correctamente, entonces ésta será capaz de penetrar e interactuar con la mera esencia del tema. Dicho de otra forma, la consciencia llegará a la comprensión de “la molécula” de la cuestión. Esto quiere decir que nuestra civilización es la condición perfecta para el desarrollo de la consciencia y ésta puede vivir independientemente del cuerpo. Es un hecho indicado aún en los libros de los muertos de los egipcios y los tibetanos.
Pero si para los egipcios antiguos la consciencia era parte del alma, o digamos, su fuerza, para los budistas esto es una realidad verdadera. Simplemente hay que liberarse de las ilusiones. ¿Qué es la ilusión? Es una información no procesada que el cerebro acepta sin esfuerzo, o sea, sin el enfoque necesario y no comprende el tema. No están presentes pensamientos comprensibles. Estamos tan desconectados que ¡hemos desconectado a nosotros mismos de nuestra propia existencia! ¿Qué herramienta usamos para crear el mundo? ¿La mente? ¿Será nuestra razón? ¡No! Creamos el mundo con la ayuda de la sabiduría y de esto cuentan todas las fuentes de conocimientos. Pero para interpretar la sabiduría debemos disponer de nuestros pensamientos y consciencia y usarlos. Es decir, tenemos que aprender a considerar el mundo desde la parte del cerebro correspondiente poniendo esfuerzo expresado por esta parte u obtenido a través de ella.
Es obvio que la humanidad va por un camino falso, pero es así. Simplemente hay que aceptar que sólo nuestra consciencia puede ser perfecta y todo lo demás será una excepción o un suplemento.
En su esencia, el ser humano nace con un alma inconsciente y si a lo largo de la vida ella no se disuelve debido al proceso del autoconsumo, se irá de aquí igual inconscientemente. En este caso podríamos discutir un sinfín (si solo hubiera con quién), pero es peligroso caer en unos conceptos abstractos cuando operamos con ilusiones y no percibimos la realidad. Por ejemplo, Tales formó la geometría de la consciencia, mientras que en la actualidad nosotros aprendemos la geometría sin tomar en cuenta la consciencia. Todas las ciencias básicas estaban destinadas al aprendizaje del Arte del uso de la mente. Pero existe un simple esquema que explica que el cerebro tiene una naturaleza temporal de formación, mientras que la consciencia – intemporal y este hecho hay que quedar bien claro.
Aquí surge el conflicto básico cuando las proyecciones de alta frecuencia de información se encontraron con las de baja frecuencia y con el cerebro no madurado. Para el ser humano es importante el cuerpo de la consciencia a través de la que será posible la acumulación del cuerpo y el cerebro. Es decir, para realizar el principio consciente que fortalece nuestra fuerza disponemos de nuestra física y tenemos que usarla. Solo cuando estos dos componentes trabajan juntos podremos atravesar el umbral de nuestra propia destrucción.
Además, nuestra física puede vivir sólo en determinadas condiciones que son necesarias para la formación de la física del cerebro y recién después de la fuerza mental donde se nos plantea una tarea más: convertir todo el cuerpo en un cerebro. Cuánto más cerebro tenemos, tanto más fuerte será la mente. O sea, ¡hay que tener un cerebro no sólo en la cabeza, sino que en todas las partes del cuerpo!
Por otro lado, uno podrá interpretar y comprender este tema únicamente si ha cambiado la física de su cuerpo. Es decir, según el cuerpo podemos ver el grado de la integralidad del alma. Asimismo, tenemos la cuestión de la interacción en el nivel de la alimentación, de los ejercicios o algo más. Se ha de comprender que somos todo un mecanismo integral y es importante considerar el cuerpo desde el punto de vista correcto. De lo contrario, caeremos rehenes de los pensamientos que nuestra forma de consciencia imperfecta es capaz de procesar. Y, mientras que ésta está sujetada a lo deseado y no a lo comprendido, seguirá lo que se expresa y no lo que se concibe conscientemente cuando lo consciente es una superestructura de la sabiduría.
Así que para aclararnos este tema es importante al principio aceptar que, aun siendo unos conceptos de parentesco, hasta que no estén construidos el pensamiento, la consciencia, la concepción consiente y el cerebro, para el hombre será difícil incluso peligroso operar con la información, ya que ella solo lo va a consumir. No obstante, lo que pasa es algo muy natural para el proceso del Campo donde vive la gente, puesto que este Campo también tiene su consciencia.
Es decir, la persona no podrá simplemente saltar al nivel donde podrá atravesar la muerte, dado que hay que cultivar, desarrollar, la consciencia. Cuando ya tenga todas las funciones de manejo de su existencia, entonces podrá hacer este salto.
08 enero 2017
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