El Ermitaño. Parte II. Inmortalidad
Atascado en interminables ciclos de reencarnación y muerte, el ser humano de hoy en su ignorancia, no sólo es incapaz de prestar atención a las formas superiores de existencia, sino incluso tampoco presentarse como un ser humano.
Nacer en forma humana no significa ser un ser humano, por eso dirijo la cuestión de la inmortalidad a aquellos que ya conocen la naturaleza humana y así están en condición de estudiar seriamente las leyes y los principios de la existencia y no simplemente de reaccionar en manera estúpida, para sólo hundirse más en la ignorancia.
El ser humano debe de liberarse de la forma cadavérica de vivir la vida, antes de dirigirse hacia lo que podría seguir adelante. Sin embargo, el asunto para mí es sobre todo una cuestión del cultivo del espíritu y por esta razón se presenta al público en general.
El tema se plantea para aquellos, que todavía son capaces de hacer preguntas y buscarles a ellas respuestas ambiguas.