Ernesto Che Guevara
Muy pocos de nuestros contemporáneos han podido suscitar hasta semejante magnitud la conciencia pública y dejar tras ellos tantos misterios y secretos cómo la persona-símbolo del siglo 20, Che Guevara.
La historia de Ernesto Guevara todavía está llena de manchas blancas. Y lo más difícil es comprender y explicar todo lo que había detrás de los motivos y los impulsos de este hombre singular, ¿cómo recogía las ideas que arrastraban detrás de él pueblos y países enteros, dónde y cómo adquiría fuerzas?
Ernesto nació el 14 de junio de 1928 en la familia del arquitecto de origen irlandés Ernesto Guevara Lynch. En sus venas corría sangre real, que heredó a través de su madre Doña Celia de la Serna la Llosa. El ancestro distante de la madre de Ernesto, José de la Serna e Hinojosa (1770-1833) fue un general español, funcionario colonial y el penúltimo virrey del Perú. Tal vez, en el Che Guevara, después de muchos, muchos años se revivió el espíritu del valiente y noble caballero, acostumbrado a comandar a los eventos y las personas.
En la plantación familiar de yerba mate, Ernesto Guevara Lynch fue el primero de la provincia que comenzó a pagar los salarios de sus trabajadores en efectivo, lo que provocó las quejas de los hacendados locales. El Guevara sénior trató de educar a sus cinco hijos integralmente: la casa tenía una enorme biblioteca de varios miles de libros, las puertas de la casa estaban siempre abiertas para los niños de diferentes clases sociales, tanto de familias adineradas como de familias de los trabajadores comunes. Por ejemplo, Ernesto era amigo de la hija del poeta y periodista Córdoba Ituburu que compartía las ideas de los comunistas.
Durante la Guerra Civil Española y la Segunda Guerra Mundial por la casa de Guevara pasaron muchos líderes militares y activistas políticos que hablaban y discutían mucho sobre lo que está sucediendo en el mundo. Lo más probable, en este momento, Ernesto formó su comprensión de la compleja diversidad del mundo y fueron concebidos los esbozos y las ideas de su futuro punto de vista.
Ernesto, desde los dos años hasta el final de su vida tenía asma, por lo que tomo a casa la mayor parte de los programas escolares. Finalizando sus estudios secundarios en 1945, Ernesto entró en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires. Como estudiante, él estuvo interesado en la lectura de Sartre, García Lorca, Pablo Neruda, los autores de las obras de los socialistas argentinos. Él mismo llevo un diario y escribió poesía, que después de su muerte, se publicó en ediciones de varios volúmenes.
La energía del joven Ernesto ha sido suficiente para muchas cosas: jugaba al fútbol, se dedicaba a rugby, equitación, golf, parapente, viajaba mucho, prefiriendo viajar en bicicleta, se empleó de marinero, visitando a varios países. Ya en esta joven edad decidió por sí mismo, que su principal vocación en la vida no será su vida privada, sino el servicio a los demás por el ejemplo de las personas altruistas, a quienes admiraba. En 1952, junto con el Doctor de bioquímica Alberto Granadaso, Ernesto Guevara visitó Chile, Perú, Venezuela y Colombia, visitando y estudiando el trabajo de las leproserías. En el camino, los viajeros hacían cualquier trabajo: ayudando a reparar, curar, mover cargas pesadas y en la agricultura, de paso observando la vida de la gente común y las difíciles condiciones de vida de los indios.
En 1953, Guevara recibió el diploma de cirujano y especialista en dermatología. Y en vez de ir a servir en el ejército, fue a Bolivia, donde en este momento había subido al poder el Movimiento Nacionalista Revolucionario. En el país estaban pasando cosas verdaderamente globales: la nacionalización de las minas, la reforma agraria, la participación de los trabajadores y los campesinos a la administración del Estado... Ernesto Guevara trabajaba intensamente, se reunía con distintas personas, viajaba y también visitaba los lugares sagrados de los indios, estudiando cuidadosamente su cultura.
Visitó a Guatemala, Panamá, Costa Rica, conoció, se comunicó y llevó discusiones con los líderes revolucionarios de diferentes países. En el mismo año, Ernesto conoció la revolucionaria Hilda Gadea Acosta. El joven impresionó a Hilda con su conocimiento del marxismo, la profundidad del juicio y la elección de ayudar a la gente común y la lucha por la justicia como propósito de la vida.
Durante el conflicto armado en Guatemala en 1954, Ernesto Guevara tuvo su primera experiencia en combate: participó en un grupo de defensa aérea, ayudó a transportar armas, participó en el trabajo de agitación, lo que resultó en encontrarse inscrito en una lista de “comunistas peligrosos”, marcados para ser eliminados. Che Guevara tiene que huir a México.
En México, en 1955 se casó con Hilda Gadea Acosta. Ernesto desafía a sí mismo como un periodista, siguió practicando la medicina y llevo una vida activa, encontrándose con muchas personas de actitud progresista. Uno de ellos luego llamaría Guevara “el revolucionario continental cuyo pensamiento abarca no tanto Argentina, como América Latina en su totalidad...”
En México, Ernesto se reunió con Fidel y Raúl Castro, esta reunión fue lo que le llevara en Cuba, la futura “Isla de la Libertad”. Es notable, que después de la reunión, Fidel Castro tomó nota de la madurez revolucionaria, la hombría y el coraje de las ideas de Che Guevara. En la preparación de la expedición a Cuba todos los miembros del equipo pasaron entrenamiento físico activo: atravesando terrenos difíciles, clases de judo, entrenamiento físico en sala, ejercicios de combate. A su vez, Che Guevara enseñó a los integrantes del equipo técnicas de primeros auxilios.
Ni hablar, ¿qué valor tenían las 82 personas que salieron a la mar con tormenta y lluvia en un pequeño barco, con capacidad para 10 personas? Su destino era la isla de Cuba, su objetivo era la libertad. Una semana más tarde, el barco llegó a las costas de Cuba y el grupo de inmediato fue atacado por el ejército de Batista. Perdió más de la mitad de los miembros de la expedición.
El propio Che Guevara escribió más tarde: “En algún lugar allí en la selva, en las noches largas (con la puesta del sol comenzaba nuestra inacción) construíamos planes audaces. Soñamos las batallas, las grandes operaciones militares, la Victoria. Eran horas felices. Junto con todos, por primera vez en mi vida, disfrutaba los cigarros, que aprendí a fumar para alejar a los mosquitos molestosos. Desde entonces, me aficione al sabor del tabaco cubano. Y mareado, ya sea de una fuerte “Habana”, o de la audacia de nuestros planes, uno más desesperado del otro”.
La gente alrededor de Che Guevara señaló su gran amor por la lectura, la voluntad de hierro y la lealtad y la abnegación a los ideales y la preocupación por sus compañeros. En una dura batalla con las fuerzas de Batista la victoria fue arrebatada y el Che se convirtió en un ministro del gobierno revolucionario de Cuba.
En este cargo, se reunió con destacados políticos de muchos otros países, Mao Zedong, el presidente egipcio Gamal Abdel Nasser, llega a Moscú. Guevara se convirtió en un símbolo mundial del revolucionario moderno, promoviendo abiertamente su comprensión del marxismo y castigando a las deficiencias de los estados socialistas existentes.
Participó en los movimientos revolucionarios en África y Bolivia. En 1967, en Bolivia, su unidad cayó bajo el fuego de fuerzas entrenadas por la CIA y el Che fue aprisionado. Al día siguiente, fue fusilado. El lugar del entierro de Ernesto quedó desconocido hasta 1997, cuando sus restos fueron exhumados y enterrados con honores militares en Cuba.
Para muchas personas en América Latina y Cuba, el Che Guevara se convirtió en un Santo. A él se dirigen como “San Ernesto de La Higuera», pidiendo protección y misericordia.
La imagen del Che Guevara se ha convertido en una historia de nuestro tiempo con algo más que un carácter revolucionario. La corriente Chegevarista es un verdadero camino del no-conformismo, la búsqueda y el valor, matizado por el romanticismo y la fe en la capacidad del hombre a cambiar el mundo para mejor.