Helena Blavatsky

No espero que algún día los descendientes comprendan y aprecien mi vida. Y no se puede medir un espacio, estando en otro, a pesar del todo el deseo que uno tenga.
De los diarios de Blavatsky

Tal vez la gente ha oído por algún lado, algo de la Sociedad Teosófica. Incluso hoy en día llama gran interés en muchas personas: desde la gente común y corriente, hasta los especialistas. Y durante su auge, a los finales del XIX, más precisamente en el año 1884, mayormente su seguidores fueron una gran cantidad de mentes educadas de Europa, América, Rusia y la India.

En sus filas están científicos de todo el mundo y grandes figuras religiosas. Fue muy difundido por Australia y Nueva Zelanda, tenía filiales prácticamente por todo el mundo… Y de repente, toda esta prosperidad se encontró en peligro. Un ama de casa y su marido semi-analfabeto declararon públicamente que están dispuestos a aportar pruebas irrefutables de la charlatanería, fraudes más descarados y maquinaciones espirituales brutos del organizador principal, el líder y el jefe de la Sociedad, Madame Blavatsky.

“Una rusa genial, que luchó con todas sus fuerzas contra el materialismo que paralizó la mente humana”; “sus habilidades espirituales y logros nos abren la imagen majestuosa de la mujer que, con razón, consideran como uno de los adeptos más grandes en la historia de la civilización occidental, el mensajero directo de la hermandad trans-Himalaya”, dijeron los seguidores de Helena Petrovna Blavatsky.

La noche después del escándalo, los miembros de la Sociedad teosófica en la ciudad india Adyar, quemaron las evidencias: un armario con paredes dobles y la muñeca del Maestro para la mostración de la materialización. Y no importa si son verdaderos o falsos, lo principal fue que no muriera en el fuego la capacidad extraordinaria de la gente que vive hasta cierto grado en cada persona, la capacidad de creer a ciegas en lo que quiere estar convencido, independientemente de si uno cree en Blavatsky como consagrada al sentido sagrado del mundo, o la propia pertenencia a las esferas espirituales supremas.

Posteriormente, por un lado, la Sociedad llevaba delante como una bandera los nombres de tales admiradores, como Einstein, Steiner, Gandhi, Florenski, Blok, Nehru, Roerich… Por otro lado, la pasión por la teosofía no poseía un carácter individualista. Tampoco fue una privilegia exclusiva para los aristócratas ávidos espiritualmente ricos. En general, el espiritualismo surgido en la mitad del siglo XIX, solucionó mucho más problemas de lo que perece a prima vista. Y la ciencia teosófica, como resulta ser, disponía de las cualidades necesarias no sólo para llegar a ser masiva, sino que para no perderse en las ideas propias, existentes hasta hoy en día. Pero vayamos paso a paso.

Cómo empezó todo

Tenemos delante una chica hermosa. Pícara, voluntariosa, terrible soñadora. Ella era una narradora increíble. Reuniendo a su alrededor todos los niños, era capaz de hechizarlos con sus historias. Una vez, durante un picnic, tumbada en la arena y relatando de la vida marina maravillosa que llenaba este lugar, de los peces que nadaban a su alrededor, algunas algas ondulaban con el tacto de las ondas, sumergió a los niños tanto en el mundo de su imaginación, que cuando empezó a gritar “¡Agua! ¡Agua! ¡Nos ahogaremos todos!”, los jóvenes se desbandaron por todas partes, en su miedo.

La juventud de Helena, le da la posibilidad de hacer cosas estrafalarias y a los biógrafos, la posibilidad de interpretar los hechos de diferente manera. Según los datos, teniendo 17 años, Helena se casa con un señor de 40 años, aceptando su familia, con la que posteriormente gana su fama en el mundo. Tres semanas después de la boda, Blavatsky se va de su marido.

Visitando de vez en cuando sus familiares en Rusia, viaja por Europa, Asia y las Américas. No queda claro con qué medios vivía, aunque se sabe que su padre le mandaba recursos y ella también ganaba por sí misma algo, incluso haciendo sesiones espirituales.

Según fuente de diferente grado de fiabilidad, “actuaba como jineta en un circo, hacía recorrido por Serbia con conciertos de piano, abrió fábrica de tinta en Odesa, negociaba con plumas de avestruz en Paris y elaboró la decoración del interior para la emperatriz Eugenia”.

Encuentro con El Maestro

En el día de cumplir 20 años, Helena tuvo una crisis espiritual, como dicen sus seguidores fieles. Pero, inesperadamente, en el bullaje de la Gran Exposición en Londres en 1851, se encuentra con el hindú de cara clara y ropa blanca y lo reconoce como El Maestro de sus sueños infantiles, ángel de la guarda, que la salvaba no una vez de peligros mortales. Desde ese momento, su vida empieza a subordinarse a unas leyes de tipo peculiar. Se le reveló un camino geográficamente ya bien conocido hacia la dirección de las montañas de Himalaya en el Tíbet.

Y he aquí una mujer europea, armada de paraguas y una firme intención se inicia a los conocimientos secretos del Gran Maestro, en soledad, bajo la atenta mirada de la policía de tres estados, vagando por las montañas a lo largo de varios años.

¿Qué hacía Helena Petrovna durante este tiempo? Según los testimonios lacónicos de las cartas y apuntes personales, aprendía a meditar, estudiaba textos orientales y su lengua, dominó el control sobre sus habilidades majestuosas. Todo esto, bajo la conducción del obtenido Maestro El Morya, como le nombró Helena Petrovna. Y ahora, acumulando los conocimientos suficientes para cumplir con su misión, Helena va a Europa.

América

A decir francamente, Europa no estuvo muy dispuesta a aceptar Blavatsky. Joven, ambiciosa, una mujer expresiva, por supuesto, todo esto no es poco, pero es poco conveniente para el Occidente conservativo, aferrado a la ciencia. Estuvieron dispuestos a aceptar sus habilidades, más bien, en América donde fue de moda no sólo el nudismo y las dietas de la salud, sino que además el espiritualismo se difundía plenamente.

Estando poco tiempo en Europa, Blavatsky la deja sin dudarlo y va a EE.UU. Según la ley de su camino tan espontaneo, sin demoras, prácticamente del barco, ella se encuentra en el lugar exacto. La granja de los hermanos Eddy médiums semi-analfabéticos, donde regularmente se reúnen los aficionados al espiritualismo más empedernidos, que junta en sus sesiones un auditorio bien amplio y variado.

La blusa de color rojo chillante como la de Garibaldi, el hábito de fumar tabaco fuerte, las bromas graciosas y las opiniones originales acerca de cualquier tema, incuso de las cuestiones más cotidianas, atraen de inmediato la atención sobre Blavatsky. Además de esto, su cara de mongol amplia, los ojos penetrantes y mata de pelo rizado de color castaño claro le dan una imagen extranjera atractiva, casi oriental. Y esta noche cautiva el hombre que la va a seguir hasta el resto de su vida. Ayudante fiel, apoyo en los empeños más difíciles y las situaciones imprevistas, el coronel Olcott, se convierte en una especie de Eje, agarrándose al que, Blavatsky puede no sólo demonstrar equilibrio, sino que también cumplir a forma cabal con las formas más complejas. Ahora tiene en quién apoyarse, desde la realización de las sesiones espirituales verdaderas con la materialización y repique de campanas y arreglamiento de diversos escándalos, hasta la fundación de la Sociedad Teosófica.

La Sociedad Teosófica

Para los primeros dos años de su existencia, ésta es una organización con número reducido de miembros-seguidores. Sin embargo, su entusiasmo se refuerza con regulación. Y esto se debe no tanto a la justificación y la profundización de la posición de la teosofía por la misma señora Blavatsky, como por las cartas-mensajes del Maestro, que Helena Petrovna demuestra periódicamente como prueba de la misión específica de la Sociedad y el mantenimiento de los poderes Superiores.

Además de esto, la idea misma de la organización se atribuye a Él. Del diario de Helena Petrovna: “Julio, año 1875. De la India fue recibido la instrucción de fundar una sociedad filosófico-religiosa y de encontrar un nombre para ella, además elegir Olcott”.

Las ideas básicas de la teosofía son formadas casi inmediatamente: “El movimiento para lo mejor del estado de la humanidad”. En este momento, a la Sociedad literalmente le bullen las nuevas ideas e intentos de obtener armonía y perspicacia espiritual a través de métodos no tradicionales. Por un lado, crece la autoridad de las ciencias naturales, por otro, se apoyan las dudas remotas en la verdad de la doctrina cristiana y la iglesia tradicional. La aspiración a la recreación la verdadera fe se convierte en la razón habitual para la ruptura con la iglesia oficial.

Jesucristo resultó ser no el único Salvador del mundo, sino que uno de la gran cantidad de Maestros espirituales autoritarios. Se puso a la misma altura de Buda, Sócrates, Confucio, Manú y Lao Tsé. La ida de los Grandes Maestros, que vinieron a la tierra para cumplir con su misión espiritual peculiar llegó a ser no tan extraordinaria para la conciencia occidental. Y la realidad verdadera empezó a experimentarse como algo que está fuera de las formas tradicionales de la religión. La verdadera espiritualidad obtuvo la posibilidad de identificarse con el misticismo o el ocultismo.

En este momento aparece la obra en que esta “falta de tradicionalidad” podrá obtener una base teórica. Y este trabajo fue creado por Blavatsky. La amplitud de los conocimientos asombrosa, la gran selección del material fáctico, la abundancia de citas y referencias y el volumen de imaginación sorprendente, el conjunto de todo esto causó un enorme furor, pero aquí Blavatsky declara que no es el autor, sino que es como una especie de transmisor, escribiendo el libro bajo un dictado…

Blavatsky gana fama, pero su situación financiera sigue siendo difícil. Pronto, los teósofos anuncian que, a su vez, se dirigen a los Conocimientos, o sea, ¡a Este!

La India

Los teósofos ya no son tan jóvenes y no disponen prácticamente de ningún capital. Sin embargo, en la India Blavatsky y Olcott de inmediato se sienten como en casa. Al llegar a Bombay, el coronel incluso cae de rodillas y besa el muelle. Desde luego, precisamente tal tipo de actitud se necesita para ganar la simpatía de la población local. A su vez, el gobierno británico de inmediato designa a los huéspedes norteamericanos, un espía cómicamente torpe. Pero en general, las cosas van mejorando. Los indios ven en Blavatsky una liberadora de la opresión de los británicos odiosos y los británicos, a su vez, la posibilidad de iniciarse con el secreto espiritual del Este y gustar la exótica verdadera.

Pronto los compañeros publican la revista “Teósofo” en la que se difunden las ideas de la igualdad y hermandad de todas las religiones y confesiones a lo que simpatizan los hindús. Al mismo tiempo, en la residencia llamada “Nido de cuervo”, empiezan las demonstraciones para los ingleses. En los macizos de flores de repente apareen broches; tazas aparecen de la nada; de vez en cuando se pone música sin una fuente visible del sonido. En los círculos anglo-indianos, tales tipos de fenómenos se aprecian mucho.

Pronto se inaugura la sede conocida de todo el mundo oculto de la Sociedad en Adyar. Las causas de la teosofía toman una escala mucho mayor. Pero en la historia posterior aparece un punto de inflexión que, de hecho, determina cierta fórmula de interacción, a la que Blavatsky llama misteriosamente “conexión con el Maestro” y a la que, los seguidores de la teosofía toman como posibilidad de convertirse en unos elegidos, iniciados.

El escándalo

“Bruja horrible con cara arrugada, mirada penetrante y cuerpo deforme…” y “francés con aspecto repugnante, que parece a cubo de basuras al que le han sujetado barba”, son la razón que provoca el escándalo. Los cónyuges Coulomb –como los describe uno de los seguidores de Blavatsky– no toma participación en el gobierno de la Sociedad. Pero los Coulomb participan en muchos asuntos.

En el año 1884, Blavatsky y Olcott crean problemas en el filial británico. Y de Inglaterra viene de prisas un representante de Londres de la Sociedad para la Investigación Psíquica, para conocer el fenómeno teosófico en su lugar en Adyar.

Madame Coulomb ve esto como una circunstancia muy favorable para actuar. Al principio decide mostrar la muñeca, llamada Cristofolo, clavada en una larga vara de bambú, a la que Blavatsky hace pasar en las sombras por la aparición del Maestro. Luego el ama de la casa echa sobre las cabezas de los teósofos las cartas “mentalmente enviadas” desde un agujero en el techo.

Resulta que su marido hizo paneles deslizantes y puertas secretas en la habitación para demonstraciones, para que Blavatsky pudiera entrar fácilmente dentro y sustituir los broches, los platos y otros objetos, que figuraban en sus materializaciones. En una de las cartas comprometiente explica cómo Blavatsky engañó a un general. Ése quedó con la impresión de que el plato roto se recuperó por sí mismo, estando dentro del armario, pero el realidad Emma simplemente lo reemplazó con otro entero, tomando los trozos a través de la puerta secreta.

Por supuesto, la junta de los gobernadores de la residencia de Adyar niega todo esto. Verificar las acusaciones de los Coulomb para ellos es algo más que una simple cuestión de honor. Chequean detalladamente todas las paredes del armario y por su desgracia, encuentran un panel doble secreto. No les queda nada más que quemar el armario comprometiente a la siguiente noche y entrar en negociaciones con los Coulomb.

Y este escándalo llega a ser extremadamente bien conocido. Al mismo tiempo, Blavatsky ya tiene acumulados un montón de revelaciones. Resulta que, mientras los teósofos se sienten muy felices por recibir cartas escritas con tinta de oro sobre papel verde con sabidurías de Himalaya y firmas de “El Maestro Morya” y “El Maestro Koot Hoomi”, los mismos Maestros discuten entre sí.

Así, el Maestro Morya, como se desprende de su carta destinada al amigo indio de Blavatsky, Sinnett, nomina de líder a una persona, mientras que Koot Hoomi en otra carta hacia un compañero llamado Kuthumi, insiste en lo contrario. Pero siempre se mantienen sin cambios las instrucciones de cuidar y obedecer a la Vieja Dama.

Pronto Sinnett y Kuthumi deciden prescindir de la intermediación de Blavatsky en este contacto epistolar con los Maestros y Les escriben en secreto. Pero pueden transmitir la carta sólo a través de Madame. Blavatsky se retira a la habitación aparentemente para tocar el piano mientras la carta se transmite al destino, pero unos minutos después, detrás de las puertas no se oye nada de música: enojada, sale con gritos de la habitación, leyendo la carta y enterándose de la traición.

Con este tipo de fraudes, Petrovna profana muy claramente todos sus poderes sobrenaturales, reales y ficticios, respondiendo personalmente a las cartas de los Maestros y dando estas respuestas por mensajes ocultos. En cuanto al gran escándalo con los Coulomb, lo resuelven en sitio. Pero dentro de unos meses, Blavatsky cae gravemente enferma y toma le decisión de abandonar su amada India. Y como resulta, para siempre.

La otra dimensión

De aquí, a Blavatsky la espera una vida relativamente tranquila en Europa. Es donde escribe la obra principal de su vida, el tratado “La doctrina secreta”, recibiendo críticas excelentes. Todo esto sucede ya en esta etapa terminal de la vida que va imperceptiblemente a póstuma y la leyenda se convierte en absolutamente inseparable de la realidad.

Pero por qué no consideramos a esta mujer única desde otro punto de vista, menos sensacional, dirán aquellos que suelen buscar el justo medio en todo. Los partidarios de Blavatsky admiten que algunos de los fenómenos que hacía de verdad eran trucos astutos y al mismo tiempo insisten en que la mayoría de sus demonstraciones son verdaderos fenómenos ocultos y que no se puede hacer una distinción clara entre ellos. La cuestión, al parecer, no consiste en que si era charlatana o no. La pregunta es, ¿había recurrido a trucos, comprometiendo sus verdaderos poderes?

La misma Blavatsky en los años posteriores, admite con generosidad sorprendente los ambos supuestos. Algunas veces dice que entre sus demonstraciones de verdad había tanto reales, como falas y que las falsas tomaban parte imprescindible de su naturaleza y las reales surgieron bajo la supervisión de los Maestros. Algunas veces dice que el carácter dudoso de unos de sus trucos fue parte de un cierto plano general que no está en los alcances de la comprensión de los simples mortales.

En realidad, ni Blavatsky misma, ni muchos de los entusiasmados por sus propios poderes sobrenaturales, llegaron a la real comprensión de en qué, realmente, consiste su “servicio por el bien de la humanidad”. ¿Qué harán después de que el estado cambiado no les permita vivir más con los valores viejos y los nuevos dejan de percibirse adecuadamente por la sociedad? De esto, ni Blavatsky, ni El Maestro dieron ninguna recomendación. Precisamente debido a esto, obviamente la cuestión queda para ellos abierta.

Resumen

La Sociedad Teosófica propaga:

  1. La creación de una hermandad universal de gente de diferentes nacionalidades, religiones, sexos, castas o color de la piel.
  2. Estímulo de dedicarse a comparativa religión, filosofía y ciencias.
  3. Estudio de las leyes inexplicables de la naturaleza y poderes potenciales y habilidades de la gente.

Para hacer esto es necesario tener los “conocimientos correctos” y bajo la dirección de los “maestros correctos”. Blavatsky abierta y abnegadamente ofreció al mundo a sí misma y a sus poderes, tal vez, ni siquiera sospechando qué cantidad de la gente que la sigue, no se planteará la cuestión más importante que "ser o no ser"…

Así, 07 de septiembre de 1875, el día de la fundación de la Sociedad teosófica, puede ser considerado como el punto del traslado masivo general del mundo occidental hacia las búsquedas espirituales alternativas que a lo largo del siglo siguiente XX tomarán el sentido común de muchas personas haciéndolas parte de la multitud.

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