Rodar el círculo
El concepto de “Rodar el Círculo” (“Caminata por el círculo”) posee profundas raíces que se extienden desde la Antigüedad. Él ha dado origen, primero, prácticamente a todos los esquemas rituales de interacción del ser humano con el Universo, luego a las danzas rituales y a continuación también a las danzas populares actuales, entre las que la más famosa es el Flamenco. Aunque sería más correcto llamarlo “el Círculo Andaluz”; para las danzas celtas, sería “el Círculo Celta”; para el Tango, “el Círculo Argentino”; para la Danza del Vientre, “el Círculo Árabe”, etc.
Sin embargo, estos conocimientos, pero ya organizados en un sistema, se conservaron en los Sufíes y aún más académicamente, en los chinos, en el concepto del sistema Bagua. Precisamente ellos mostraron matemáticamente y aprobaron la sacralidad de los movimientos y su importancia. En ellos la forma del círculo no es sólo una unidad geométrica, sino también construye las cinco condiciones, provenientes de la capacidad o incapacidad de rodar el círculo alrededor del Eje, que forma en este Eje los cinco esfuerzos que el cuerpo es capaz de crear físicamente. Una vez generados los cinco esfuerzos, el Eje deja de depender del cuerpo y empieza a controlar su movimiento, creando otros tres esfuerzos energéticos, posibles en esta condición.
Los cinco esfuerzos físicos del movimiento en círculo
- La forma del círculo, que permite mantener la forma del círculo. Dirigida a la formación de la esfera.
- La forma del círculo, que permite mantener el esfuerzo en el círculo. Dirigida a la formación del Eje.
- La forma del círculo, que permite mantener la fuerza del círculo. Dirigida a la adquisición de aceleración.
- La forma del círculo, que permite el aumento de la fuerza. Dirigida a la regulación del esfuerzo centrípeto o centrífugo. Cambia la densidad.
- La forma del círculo que permite la transformación de la fuerza. Dirigida al cambio de la frecuencia de la esfera de rotación, al cambio del cuerpo.
El rodar el círculo se correlaciona con el concepto del movimiento circular o el movimiento de la bola, la esfera, que se determina por la ley del movimiento en una forma esférica. Al expresarlo, implementamos el Arte de construir el Eje, que en realidad es fijo.
El movimiento circular tiene su algoritmo de aceleración. La formación del Eje ya nos permite conocer la aceleración de la energía, que, a su vez, lleva a la capacidad de lograr un esfuerzo adicional de recogimiento a cuenta del esfuerzo centrípeto o el desenrollamiento de la energía (en sentido horario), a cuenta del esfuerzo centrífugo.
19 abril 2012
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