Qué significa ser honesto
Ser honesto significa admitir que eres mentiroso, que no te dedicas a tu desarrollo y no eliminas de ti la fuente energética de las mentiras. La fuente energética de las mentiras es la pereza. Cada minuto del tiempo que matamos es falso, lo que significa haberlo pasado en la mentira.
Ser honesto significa arrancar los condicionamientos de la vida incorrecta. Esto significa hacerte comprender la mentira. Es un trabajo largo y minucioso en el Camino donde no hay descanso. El descanso es cualidad proveniente del hecho de que has hecho algo innecesario, incorrecto, de lo que quieres descansar. Lo que significa que has criado en sí ti propiedades innecesarias, que falta el amor en aquello que has realizado y ahora tienes ganas de descansar de esto.
Pero si no has hecho nada y además descansas de esto, entonces eres doble mentiroso. La honestidad es una habilidad de aprender a hacer todo correctamente para que en cada acción haya Acto de creación, tanto para el cuerpo, como para la consciencia. La honestidad es un entrenamiento constante de la mente para no engañarte, en primer lugar a ti. Y esto tiene sus órdenes energéticos y físicos. La honestidad no puede ser deformada y sustituida, por ejemplo por el honor.
El honor es la condición del acuerdo entre el hombre y sus acciones, pero no puede ser considerado como honestidad, dado que lo que para un espacio algo puede ser digno, para otro espacio puede que sea no digno. Y según el nivel de su educación, cada persona entenderá a su manera el honor. El honor puede ser un patrón de conducta sólo en un espacio honesto.
De lo contrario, la cuestión del honor para uno, será cuestión de destrucción para otros. En la actualidad, cuando la gente vive en un ritmo impropio de su naturaleza, no puede ser honesta, mientras que no se dé cuenta de que hace ya mucho tiempo no posee conocimiento, sino que sólo dispone de información, mientras que no comprenda la cualidad y el significado de su cerebro. En realidad, incluso si uno vende a otro agua mineral de baja calidad (y en el mercado estos productos hoy en día son alrededor del 70%), éste desarrolla en sí mismo no sólo la falsedad con relación al espacio en el que vive, sino que además lo deforma.
No obstante, el que la compra tampoco es honesto consigo mismo, porque ha deformado su sabor, su comprensión de las cosas y ya simplemente sigue modelos que le quedan poco claros. Lo mismo podemos decir para 90% de los factores que influyen en nuestra vida: televisión, carreteras, productos, etc. Y lo más interesante es que incluso los que entienden este problema, lo consideran como si alguien fuera “en contra de” ellos, pero no hacen por sí mismos algo que sea “a favor de” ellos. Por supuesto, no pueden cambiar la carretera, pero por lo menos ¡pueden hacer caso a sus acciones!
Hace poco estuve en un lugar, donde 90% de la gente está insatisfecha con su vida, pero al mismo tiempo la pasa en decadencia, destruyendo el espacio a su alrededor con su comportamiento, trabajo, desarrollo y, en primer lugar, con su actitud hacia la gente a su alrededor y hacia sí misma (destruyendo en sentido literal y figurado la tierra bajo sus pies).
15 septiembre 2010