Los Misterios Órficos. El Sonido Integral

El orfismo es la doctrina metafísica del sonido. Es el Arte de experimentar el sonido, el Tantra del sonido. La enseñanza se formó de un paso ritual a través del espacio, de los Misterios Órficos. Conforme a la referencia topográfica, el orfismo llegó a ser una doctrina del culto en el siglo VI a. C.

Según una de las versiones, Orfeo es un bardo tracio, que alcanzó la inmortalidad. Justo eso fue la razón por la síntesis del orfismo como sistema de conocimientos con la cultura tracia. Al mismo tiempo, no se ha de confundir el orfismo como enseñanza con los Misterios Órficos, cuyas vivencias se entrelazan con las de los Misterios de Dionisio, donde en primer lugar destaca el vino y recién después la música. Mientras que, en los Misterios Órficos en el primer lugar es la música y después el vino. La idea misma del misterio consiste en la “resurrección” de la energía viva. Pero, debido a que Orfeo es el Maestro del manejo de las vibraciones, abunden las historias que cuentan de su vida. Y en la actualidad podemos identificar su existencia por lo menos desde la posición de la cultura egipcia, o de la griega, o de la tracia.

Diría que, al alcanzar la inmortalidad, empezó a moverse en el tiempo y, de hecho, él cambió su pasado mismo. Es decir, alcanza la inmortalidad aproximadamente en el período entre los siglos IV – II a. C. y luego regresa al pasado donde explica el culto a la resurrección, digamos de Osiris. Suena bastante irracional, pero en las leyes de su doctrina todo parece ser bien lógico. Esto explica el hecho de que relacionan su nombre con los Misterios Eleusinos, cuyo fundamental culto es a las vivencias ¡generadas por la música! Y, ¿si suponemos que no existían en absoluto en el plano físico y aparecieron en la mente de la gente con la llegada de Orfeo? O sea, fue él el que aclaró físicamente este culto astral y la gente empezó a percibirlo en su plano físico, pero en realidad, tuvo solo ¡un plano energético! Asimismo, el amor de Orfeo a Eurídice y su intento de resucitarla del inframundo es nada más que un símbolo de la transformación de la energía y, desde luego, no es un proceso emocional del ser humano que llegó al límite de la existencia humana. Y, de hecho, nos encontramos con el problema no tanto de la doctrina misma, como de la habilidad de comprenderla.

El Orfismo es la enseñanza geométrica de la música donde las notas son unas figuras geométricas que expresan cierta tensión. Es la mostración del tempo de la música como una respiración, es la intersección de los ritmos, semejante a la intersección de los planos. Y no se trata simplemente de una excitación con el sonido, es el Arte, o incluso la generación de cierta vivencia extática y su absorción.

De hecho, el Orfismo es la doctrina del tiempo, el eros y el ser humano. Justo estas tres cualidades de la resonancia temporal que destruyen al ser humano, trata la doctrina de Orfeo, donde el concepto mismo del humano se considera como algo que altera la naturaleza de lo divino.

El Orfismo es la doctrina de los diferentes niveles del universo, especialmente en su formato temporal donde vive la gente. Explica la naturaleza de la resurrección, al igual que la resurrección de Osiris y Dionisio, que representan las leyes que permiten realzar tales capacidades.

El Orfismo hace “física” la idea y el concepto mismo de la armonía que lleva al estado de la resonancia. La esencia de la enseñanza es alcanzar un determinado sonido. La doctrina de los órficos es singular y vive de modo pasivo en cada uno de nosotros, subordinándonos a cierto sonido o cierta música.

Y, de hecho, todo el sistema mitológico es la inscripción del lenguaje voluminoso en la forma lineal, donde los himnos y las odas representan la idea de la tensión del espacio en el sonido a través de las palabras. Y esto se diferencia significativamente de cuando nosotros convertimos las palabras en sonido.

Orfeo también introdujo la medida del sonido inherente a la lira de siete cuerdas. Es la medida del tiempo, o la medida del sonido temporal.

Es donde el séptimo sonido – el primer sonido espacial – indica la superación de la naturaleza del tiempo. La lira de Orfeo es el heptágono, la figura geométrica, que representa los siete ángulos del sonido, la onda temporal que pasa a la intemporal. O sea, el apoyo está sobre el paso, el apoyo en la octava.

Hay siete noches y seis días. Nuestro espacio temporal tiene siete condiciones. Es el nuevo cielo que vino para sustituir al viejo. Es la construcción piramidal de nuestro mundo. El siete es la última frecuencia física que puede ser percibida, la frecuencia violeta del cuerpo. Es la salida de la ley del tiempo, de la oscuridad a la luz verdadera. Los sonidos inferiores son los que desarrollan el cuerpo del ser humano, pero debemos pasar a través de ese proceso, para alcanzar la profundidad, dado que en el cuerpo existen los sonidos del espíritu. Es el séptimo sonido. Es decir, la música se dividía según la sintonía: la que destruye, la que cultiva y la que llena. Es un cubismo musical peculiar que fue calculado ya por Pitágoras, ayudando a relacionar lo finito con lo infinito.

La música es la inhalación y la exhalación del Universo, pero es importante comprender su centro. La comprensión del centro nos llevará al entendimiento de la armonía de las esferas donde se añaden dos sonidos más que no poseen un sonido externo. Es la entonación interior, el esfuerzo interior del sonido o la inhalación y la exhalación del vacío, donde la exhalación se considera como una respiración que nos lleva adentro.



Leer MÁS EN EL LIBRO “ALQUIMIA INTEGRAL”

22 abril 2016

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