IV. Armonía
La armonía es el conocimiento de la naturaleza de la belleza; su sonido se expresa a través de la forma del cuerpo, la forma de los movimientos. Es imposible hablar de la belleza con, por así decirlo, cara contraída. La armonía no es un concepto filosófico, es un estado expresado del cuerpo y la mente que determina no sólo la vivencia, sino que también la calidad de la vida, en general. Sólo una persona que vive armónicamente es capaz de llenarse y, de hecho, expresar la belleza, tanto la interna, como la externa. La belleza es siempre proyección de la armonía.
La belleza posee sus leyes que se apoyan en la medida. La medida proviene de grado de armonía de nuestros movimientos y respiración.
La belleza debe poseer la cualidad de la continuidad y eso proviene de la comprensión de la proporción, que puede mantenerla en la realidad expresada.
La belleza no puede existir sin la vivencia interna. Es necesario saber determinar la belleza, de lo contrario nuestra consciencia se distraerá de una gran cantidad de reacciones y determinaciones relacionadas con ella. El cerebro debe saber permanecer en estado de sintonización con este concepto.
Por muy extraño que parezca, la belleza no tiene fundamento personal. Por supuesto, podemos decir de algo o alguien que es bello, pero esto tiene sus determinadas leyes. Sí, algunos nacen, por así decirlo, más bellos, pero esto no significa que sean más proporcionales y armónicos. Y ni mucho menos, que esta belleza se quede para toda la vida. Al mismo tiempo, una persona que desarrolla las leyes de la belleza, la va a criar y, lo principal, obtendrá reacción recíproca, es decir obtendrá la posibilidad de conocer su naturaleza física.
Puede conocer el material completo en nuestro blog Armonía y en el libro “La Perfecta”.