V. Línea Única
La Línea Única de la Pintura Integral es lo que está más allá del lienzo, de la estructura, pero tiene su propia imagen mitológica en la que habitan las vivencias del pintor. Por un lado, es lo que nos da razones para definir a esta tendencia de pintura como una danza indígena, pero por otro, presupone cualesquier tipos de danzas, según adónde nos lleve la imagen: a la fase de la escucha, la visión, la sensación, el sabor, el olfato.
La Pintura Única es parte de la construcción de algo completo, en cuyas tareas entra la vivencia de esta construcción. Pero lo más importante aquí consiste en que el concepto mismo de la singularidad proviene de las leyes de la Pintura Cristalina Energética, que está a punto para revelarse en la tendencia más encantadora: la Pintura de Jardín Paradisíaco.
La Pintura Única está limitada solamente por el estado del pintor, pero de ninguna manera por el dibujo, por el lienzo. Se debe empezar a estudiar por afuera, acercarse despacio a las líneas hacia la imagen del dibujo, para tratar de comprender la silueta de qué medida de los sentimientos está presente en el trabajo del pintor.
Esta tendencia está declarada por el sistema mismo de la Pintura Integral, pero, al mismo tiempo no incorpora al pintor mismo. De alguna manera, él temporalmente se libera de las tareas y las vivencias de alta vibración, o simplemente las lleva a alguna dirección, guiado por estrellas conocidas únicamente por él.